R. Francisco Aizpurua Aizpurua Donostia
¡No hay derecho!
Con permiso de Lander Gallastegi, me he apropiado de su título.
Todos conocemos lo que es la epilepsia, es una enfermedad curable en unas condiciones y en un ambiente favorable, con la medicación bien ajustada, con registros periódicos de electroencefalogramas, sin estrés y lo más tranquilo posible. Esto es aplicable a cualquier persona, esté libre o esté presa.
Según los diarios, hay en Euskadi 5.000 personas que sufren epilepsia. La epilepsia se cura. No se puede decir de otras enfermedades como, por ejemplo, la parálisis cerebral, que no se cura.
A quienes hemos sufrido de epilepsia nos cuesta hablar de lo que nos ha pasado. Pero no podemos pasar que ninguna asociación que aglutine al colectivo de epilépticos sea capaz de posicionarse ante el caso grave y muy severo de Ángel Figueroa, que está preso y que cada muy poco tiempo tiene que pasar por un centro hospitalario. Que no tenemos garantías de que sigue un tratamiento de medicación idónea y no sabemos si se le aplican controles de electros donde su ambiente sea lo más favorable para su enfermedad.