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Crónica | De Amurrio a la Audiencia Nacional

EA y PNV, pillados por la «caza de brujas» del «enaltecimiento»

Tras Zizurkil o Hernani, Amurrio. Tras la izquierda abertzale, EA y PNV. La «caza de brujas» contra cualquier símbolo que reconozca a militantes o presos vascos sentará mañana en el banquillo al alcalde y un ex concejal. Parece broma, pero no lo es.

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Ramón SOLA

De hecho, el caso se juzga en la Audiencia Nacional española, y el fiscal solicita quince meses de prisión para cada uno de los cuatro imputados: el más conocido es el alcalde de EA, Pablo Isasi, que ejercía el cargo también en 2005, cuando sucedieron los hechos. Junto a él se sentará el entonces concejal de Cultura por el PNV, Eleder Zaldibe, y dos miembros de la cuadrilla Herriarenak, Arkaitz Quincoces y Alfredo Remírez.

EA ya ha anunciado que enviará la máxima representación a este juicio. A la cabeza estará Unai Ziarreta. Su antecesora en la presidencia, Begoña Errazti, ya acompañó a Isasi a Madrid cuando fue citado a declarar como imputado, aunque entonces parecía improbable que el proceso llegara hasta la vista oral. Unai Ziarreta resaltaba ayer, de hecho, que este juicio «no tiene ninguna lógica y contiene una clara intención política contra un alcalde que en todo momento actuó cumpliendo la normativa y siempre ha trabajado en favor del respeto de todos los derechos humanos».

El PNV no ha hecho pública posición alguna por el momento, pese a la gravedad de la acusación y de la petición fiscal. Prefiere dar un perfil bajo al caso. Pero el juicio de mañana constituye claramente un nuevo jalón en una escalada creciente contra cualquier símbolo que revele la existencia de militantes o de presos vascos, aunque hayan muerto a manos policiales, en comisaría o en cir- cunstancias nunca esclarecidas. Estos dos últimos casos son los de Joxe Arregi y Joselu Geresta. El pasado 14 de abril, PNV y EA decidieron en Zizurkil alinearse junto a PP, PSOE y EB para forzar la retirada de la placa que daba el nombre de Arregi a una plaza y el monolito que recordaba a Geresta en el mismo lugar. Lo hicieron deprisa y corriendo, apenas dos semanas después de que Dignidad y Justicia llevara el caso a los tribunales y el juez Fernando Grande-Marlaska se interesara por el tema.

Posiciones como éstas de PNV y EA no han hecho cambiar de criterio a la Audiencia Nacional, que ha decidido sentar a Isasi y Zaldibe en el banquillo de los acusados. Al tribunal especial tampoco le ha satisfecho que el alcalde y el ex concejal se desvincularan del acto de homenaje a los dos presos de Amurrio -Josean Biguri y Santos Berganza- que está en la raíz de este juicio. En su declaración ante el instructor, Fernando Andreu, ambos indicaron que la decisión de nombrar a ambos como Reina y Dama de Honor de las fiestas competía a la cuadrilla Herriarenak, no a ellos.

La imagen de las figuras de cartón, a tamaño natural, de los dos presos fue reproducida por algunos medios estatales y ha pesado más en el subconsciente de la Audiencia Nacional que los alegatos de los electos de EA y PNV. Isasi esgrimió que como alcalde no había dejado que las figuras estuvieran en el recinto de las fiestas o presidieran el desfile junto a las autoridades. Ambos argumentaron que son «miembros activos» de Gesto por la Paz. El alcalde citó que en su día le quemaron el coche en un sabotaje. Y que en esas mismas fiestas de 2005 el pueblo apareció forrado de carteles contra la ilegalización que les acusaban de usurpar cargos. Y que el Ayuntamiento ha tomado muchos acuerdos contra ETA y en apoyo a sus víctimas...

Nada de ello les ha servido para esquivar el banquillo.

19 años en prisión

La querella fue interpuesta por la AVT, que apuntó entre otras cosas que «actitudes como las mantenidas por el equipo de gobierno de Amurrio sólo sirven para dar aliento a ETA y a su entorno, a la vez que humillan a las víctimas del terrorismo en su conjunto y a todo ciudadano de bien que se tenga por demócrata». Dio a los hechos «extrema gravedad» y consideró que «sólo se explican en el marco de un profundo desprecio a la legalidad vigente».

La «caza de brujas» se lleva por delante también a los dos miembros de Herriarenak, una cuadrilla surgida hace 30 años, «a la salida de una dictadura y a la entrada en otra», según explicaban en 2003 en una frase que parece premonitoria del caso.

Berganza y Biguri, por cierto, siguen presos. Ambos están a punto de cumplir diecinueve años entre rejas, pero continúan lejos, muy lejos, de Amurrio: en Villena (Alicante) el primero, y en Herrera (Ciudad Real) el segundo.

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