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Sierras meridionales de Nafarroa (V.I)

De Irunberri al Alto de Oibar

Entre las sierras de Leire e Izko se encuentra una amplia zona abierta al paso los vientos dominantes este-oeste, de influencia mediterránea y atlántica respectivamente. En este espacio de suaves lomas entre las dos sierras que separan las cuencas de los ríos Irati y Saraitzu se encuentra la profunda entalladura de la Foz de Irunberri, pacientemente cincelada por la erosión de estas aguas para salir de la amplia llanada de Irunberri hacia las tierras llanas después de confluir con el río Aragón.

La excursión se mueve desde Irunberri -por el interior de la citada foz sobre la rehabilitada plataforma del desaparecido tren maderero y de pasajeros que sustituyó a las almadías a comienzos del siglo XX- hasta el pueblo de Ledea (Liédena), donde se retoma la subida hacia una nueva sierra. En el alto de Oibar estaremos ante una de las dos etapas que nos llevarán a lo largo de las sierras de Izko y Alaitz hasta la amplia depresión del Carrascal.

Esta etapa de unión de las sierras de Leire e Izko se inicia en el área de recreo del Puente de La Sielva, uno de los puentes medievales que tiene la dos veces milenaria civitas, estipendaria de los irunberritanos citada por el romano Plinio. Tras seguir por un carretil las orillas del caudaloso río Irati, donde quedan otros puentes medievales como el de Las Cabras y de La Ida, estaremos en el cruce que nos llevará, entre campos de labor, al área de recreo y parking que da acceso a la foz.

El principio y final de esta garganta son muy estrechos y con aguas profundas, con paredes verticales hasta el fondo del cauce. Dentro del desfiladero, el espacio se abre con paredes calcáreas con matices grises, ocres y rojizos sobrevolados principalmente por una importante colonia de buitres. Sin embargo, el griterío de otras aves como los vencejos, chovas, alimoches y grajillas, que rondan por doquier, convierten este lugar en un espacio de observación y fotografía excepcional.

Atravesado el túnel del paso estrecho sureño de la foz, el paisaje se abre inesperadamente para el visitante. Justo a la derecha, un sendero invita a ver el Puente del Diablo, hoy con el arco desaparecido al ser dinamitado por el ejército de Napoleón en su retirada hacia la plaza de Irunberri, considerada militarmente como lugar estratégico de comunicaciones. Aún se conservan restos de la calzada de acceso adosada a la roca de la bocana de salida del río.

La ruta sigue llaneando por la antigua plataforma, jalonada de olvidados postes de conducción eléctrica entre campos de labor, olivares, viñedos y prados, hasta alcanzar el pueblo de Ledea-Liédena. Tras las primeras casas, saldremos a la carretera de Huesca y poco después, tras cruzar el río Irati, estaremos en la rotonda del cruce de la carretera de Zangoza, en el Hostal de La Torre. Pasado su amplio aparcamiento, a escasos 100 metros el itinerario abandona la carretera de Zangoza para tomar una pista que gana altura hasta su terminal, junto a un campo de cereal. De aquí, los siguientes pasos han de seguir por el lindero hasta el otro extremo de la finca. A la derecha veremos las ruinas de un gran corral de ganado. Junto a una hermosa carrasca habremos dado con una pista.

Esta pista de tierra nos ayudará a acometer la subida del extremo oriental de la sierra de Izko entre un pinar de repoblación. Haciendo caso omiso a los desvíos, finalmente estaremos en el primer cordal, donde hay dos bordas en ruinas. Desde aquí veremos, al otro lado del barranco de La Val, el cordal de Salajones con los primeros molinos del vasto parque eólico de Izko. De aquí, el itinerario pierde altura hasta el fondo del barranco para desembocar en una pista. Por ella seguiremos subiendo suavemente hasta un amplio collado que tendremos en su cabecera

El collado, donde se inicia una pista todo uno, lo abandonaremos por la izquierda (S) para subir por el linde de un pinar que hace ángulo en su parte superior. Una borrosa senda nos llevará tras continuada subida al cordal, hasta salir junto el molino A2.7. Aquí seguiremos por una pista todo uno hasta ganar la cumbre de Salajones (742 m), donde daremos vista a la sierra de Izko en toda su dimensión, la de Leire, Peña, los montes de Petilla y el Pirineo de Jacetania. El recorrido pierde altura por pista de asfalto para, una vez salvado un collado, ganar algo de altura por el flanco norteño de la cota 767 m hasta situarnos en el Alto de Oibar (704 m).

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