El Gobierno surcoreano presentó ayer su dimisión sin lograr superar la crisis desatada por la decisión de Seúl de reanudar las importaciones de carne de vacuno de EEUU pese a las inquietudes sanitarias que despierta.

Unos 70.000 manifestantes salieron ayer a las calles de Seúl para protestar por la decisión gubernamental, mientras que decenas de miles más hicieron lo mismo en otras ciudades surcoreanas, según la agencia Yonhap. Exigían que continuara en vigor la prohibición de importar carne de vacuno de EEUU y la dimisión del presidente Lee Myung-bak.

La Policía levantó barreras para impedir que los manifestantes llegaran a los edificios gubernamentales y al Palacio presidencial. Unos 37.000 policías tomaron las calles, 20.000 de ellos en Seúl.

El primer ministro, Han Seung-soo, y los miembros de su gabinete aceptaron asumir la responsabilidad de la crisis, indicó un portavoz del presidente Lee Myung-bak, que se enfrenta al mayor nivel de respuesta popular desde que tomó posesión de su cargo el 25 de febrero.

La Casa Blanca calificó ayer de «asunto interno» la dimisión del Gobierno surcoreano.

Según la agencia Yonhap, que cita a fuentes próximas a la Presidencia, el Jefe del Estado podría aceptar varias renuncias. En cualquier caso, el portavoz presidencial, Lee Dong-kwan, precisó que todavía no se había adoptado ninguna decisión y que, por el momento, el Gobierno seguía actuando en funciones.

Decenas de miles de manifestantes han salido a la calles las últimas semanas contra la decisión, adoptada en abril por Seúl, de volver a permitir las importaciones de vacuno estadounidense, que han sufrido vetos intermitentes desde 2003.

Encefalopatía bovina

Desde la calle se reprocha al Gobierno que ha despreciado las inquietudes sanitarias relacionadas con la enfermedad de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina).

Los detractores del acuerdo con EEUU critican al presidente Lee Myung-bak por haber cedido a la presión de su aliado estadounidense, que calificó la apertura de las importaciones de vacuno como condición imprescindible para la ratificación del acuerdo de libre comercio que firmó con Seúl en abril de 2007.

«Seremos más humildes y escucharemos a la población», prometió ayer el presidente, que parece dispuesto a sacrificar al Gobierno para que no le afecte la crisis.

El ministro de Agricultura, Chung Woon-chun, cuya expulsión reclaman los medios locales, intentó ayer abrirse camino entre los manifestantes para tomar la palabra con el objetivo, según explicó, de pedir excusas y explicar la posición del Gobierno. Pero los organizadores se lo impidieron mientras la multitud le gritaba «traidor».

En anteriores movilizaciones se registraron serios incidentes. Un ciudadano surcoreano murió el lunes como consecuencia de las heridas que se produjo hace semanas al intentar quemarse a lo bonzo.