De hecho, ayer pesaban aún las consecuencias del frenético consumo que vivieron los comercios -especialmente las grandes superficies el sábado y el lunes- más que las incidencias propias del día. Entre los acontecidos, hubo quien aún recordaba entre el estupor y el humor que a una conocida le habían robado del carro una docena de huevos de las tres que había depositado minutos antes.

«Hoy la cosa está mucho más tranquila, faltan algunas cosas pero no es lo de ayer -por el lunes- , que empezamos a las 5.30 horas y no paramos hasta las tres. La gente se llevaba cinco y seis barras de pan y, por lo que contaba la pescatera, compraban filetes de pescado por kilos», explicó a GARA una trabajadora de un supermercado de Eroski. Además, señaló que de seguir al ritmo de consumo del lunes hoy sí podrían producirse problemas de existencias con algunos productos más.

Sin embargo, la Asociación de Cadenas de Supermercados (ACES), que engloba a enseñas como Eroski, Supercor, Carrefour Express, Día, Sabeco y Caprabo, entre otras, aseguró ayer que «tienen previstos planes de contingencia para asegurar el normal suministro a sus establecimientos».

Un portavoz de Mercadona indicó que, gracias a la planificación de la entrada de mercancía a sus almacenes, pueden garantizar el servicio a sus clientes. En cuanto a los productos frescos, agregó que Mercadona compra directamente en origen a sus «interproveedores» y que, aunque a fecha de hoy tienen existencias, no se puede saber qué ocurrirá si en dos o tres días se mantiene la situación actual. En Galdakao, los consumidores echaron en falta los mismos productos que se agotaron el lunes, principalmente leche, azúcar, harina y aceite, Ausencias que se repetían en las estante- rías de todos los supermercados de la localidad.

De hecho, en muchos de esos centros concluian que el «afán acaparador» iniciado el lunes afectó sobre todo a los supermercados más grandes y que no fue tan brutal en las tiendas pequeñas.

«Alucinados»

Fruteros de una conocida tienda en Bilbo, con hasta treinta años de experiencia en el negocio, manifestaron ayer estar «alucinados» con el volumen de ventas de productos perecederos. Fue tal el boom acaparador que se vivió en algunos supermercados de Bilbo, que en algunos ni siquiera pudieron continuar con el servicio de entrega a domicilio por la cantidad de pedidos que recibieron.

Y por si los testimonios del comercio fueran pocos, algunas imágenes recogidas valen más que mil palabras, como la de la señora que apenas podía arrastrar en su carrito de compras un saco de patatas con no pocos kilogramos.

Lo de echar mano del carrito de compra fue la imagen del día, sobre todo de las primeras horas de huelga. «Tanto anunciar la huelga todo el fin de semana, las señoras que suelen venir a la compra con el carrito el viernes, han vuelto con el carrito para llenarlo», comentó un carnicero de Amurrio. Sin embargo, sin salir de la misma localidad alavesa, GARA preguntó por la situación en un almacén de suministro de bebidas a la hostelería, en el que señalaron que no han vivido la sicosis por la huelga. «Aquí los establecimientos hosteleros están haciendo los pedidos habituales», aseguró una empleada, que afirmó no haber recibido pedidos de consumidores particulares movidos por la escasez en el comercio regular de productos como la leche.

Circular sin camiones

La falta de carburante también siguió siendo ayer una constante, al menos en los surtidores de los pueblos más pequeños. No así en la autovía Irurtzun-Andoain, donde las gasolineras funcionaban con normalidad, aunque hubiese algo más afluencia de lo normal, según comunicó un usuario a este diario.

Quien tuvo que transitar por carretera pudo comprobar el otro efecto de la huelga del transporte: la ausencia de camiones ha aportado sensaciones nuevas a quienes tienen que soportar al volante las vías más transitadas.

«Esta mañana, entrando por Andoain. era una gozada circular, sobre todo por el tramo cuesta arriba que normalmente ocupan los camiones. Se circula mucho más rápido y con más tranquilidad, resulta hasta raro», comentó a GARA un conductor que circulaba durante la mañana de ayer entre Donostia e Iruñea.