Se acabó. No habrá consulta en Euskadi. Iñigo Urkullu le dio la puntilla definitiva cuando dio a conocer lo que muchos nos temíamos: que el brazo largo de España será más potente que el empuje del Lehendakari. Pocos querían la consulta entre los dirigentes jeltzales y con poca ayuda se morirá. Y no es porque Ibarretxe no haya insistido por tierra, mar y aire. (...)

Mientras tanto, el PSOE, cada vez más ensoberbecido, da otra vuelta de tuerca a su estrategia de presión sobre ANV y anuncia mociones de censura en los ayuntamientos gobernados por la izquierda abertzale. Sin consultar con nadie, suponemos. Y sin que nadie desde tierras vascas recuerde a los socialistas que si hay ayuntamientos de ANV es porque a ellos así les interesó en su día. Y sin que Urkullu plantee la más mínima queja aun cuando sabe que esas mociones despiertan ronchas en parte de su electorado. (...)

No disimula el PSOE su gozo. No contentos con haber conseguido llevar al PNV a su terreno aspiran a ocupar su lugar preponderante en la política vasca. Ven a un PNV incapaz de reaccionar y tomar la iniciativa política. Ven que todas sus fanfarronadas les salen gratis y creen llegado su momento. Mientras tanto, algunos mandamases jeltzales quisieran ser como los hermanos Marx, capaces de quemar el tren para meter presión a la máquina, pero son tan torpes o tan obtusos que su objetivo es apalear al fogonero mientras arrojan la madera al prado.

Ante todo esto, parece anecdótico preguntarse por el sentido del voto de EHAK en el pleno del 27 de Junio. Si al fin y al cabo, el Gobierno español va a mandar el proyecto de consulta a la vía judicial, donde es casi seguro que le van a dar la razón, si el PNV va a acatar las leyes y los fallos judiciales cuando le sean desfavorables y si el suspiro de alivio de los Urkullu, Bilbao y compañía va a ser de los que hacen época, nos preguntamos para qué han montado esta martingala. Y nos preguntamos también cuánto tiempo le quedará al Lehendakari antes de mandarlos a todos a freir espárragos.