Angel Guerra Cabrera 2007/6/12
Che en sus ochenta (I)
ARGENPRESS.info
Al cumplirse el 14 de junio el ochenta aniversario de Che Guevara asombra la actualidad que cobran su pensamiento y práctica revolucionarios ante la ola creciente de estampidos que truenan los ejes de la civilización capitalista.
Quien devendría uno de los grandes símbolos universales de la rebeldía y la revolución vio la luz por primera vez vísperas de la Gran Depresión de 1929, que daría el tiro de gracia al capitalismo en su versión liberal. Entonces pareció a sus ideólogos y estadistas que aquel sistema anárquico y derrochador por naturaleza no tenía salvación posible, y, de hecho, cuando pudo atisbar una salida a la crisis, en Alemania, fue gracias a una fusión sin precedente del Estado, el capital financiero internacional, las grandes corporaciones y el aparato ideológico y cultural; alimentado como nunca por la industria bélica y el afán de conquista, la represión de los trabajadores y la conculcación de sus derechos, la inflamación sin límite del racismo y la xenofobia, que empujaron a la humanidad a la mayor matanza conocida en su historia. El nazismo resultó lo opuesto a las ideas de progreso ininterrumpido y libre empresa proclamadas por la burguesía dieciochesca y la prefiguración de los rasgos esenciales del capitalismo realmente existente en nuestros días.
El curso de la historia pudo ser otro si en lugar de ese desenlace hubiera triunfado la revolución socialista en Europa occidental pero graves errores del movimiento revolucionario lo impidieron al advenir el stalinismo. (...)
Che, que definió a la revolución Cubana como rebelión contra las oligarquías y los dogmas revolucionarios, concedió singular trascendencia al estudio de la teoría revolucionaria en sus fuentes originales y su enriquecimiento permanente contrastándola con el análisis crítico de la propia experiencia y de la realidad objeto de transformación, la generación de una nueva conciencia socialista y comunista a partir de la práctica revolucionaria, la voluntad indomable de lucha con el mayor apego a los principios y el ejercicio sin cortapisa del internacionalismo como requisitos indispensables (...).
Junto a Fidel, pavimentó en su práctica como uno de los líderes de la revolución Cubana y en el estudio de las experiencias previas el camino hacia la elaboración de una verdadera teoría de la construcción socialista, casi inexistente cuando Cuba abrazó esa aspiración. La autotrasformación del ser humano en «hombre nuevo» como objetivo central del socialismo es probablemente la más valiosa de las contribuciones de estos dos gigantes. (...)