Un mes después de los ataques xenófobos que acabaron con la vida de más de 60 personas en Sudáfrica, un ciudadano de Mozambique fue quemado vivo ayer en un suburbio de Pretoria. El capitán Thomas Mufamadi informó de que la víctima, de 30 años, fue apedreada antes de ser quemada.

Este portavoz policial quiso desvincular esta muerte de las registradas en mayo por motivos racistas. En el ataque, según dijo, se vieron implicadas unas 300 personas que, antes de matarlo, «le robaron unos 160 euros».

Cerca del 43% de los sudafricanos viven bajo el umbral de la pobreza y al menos un tercio de la población adulta está desempleada. Ante los crecientes ataques, unos 300.000 inmigrantes huyeron de sus hogares refugiándose en iglesias y comisarías.