Debate sobre la reforma institucional francesa
La mera mención a las lenguas minorizadas indigna a la Academia
La Academia francesa, que «vela por la lengua francesa y su difusión» según destaca la propia institución, no es partidaria de ninguna clase de reconocimiento de los idiomas minorizados en la Constitución, ni siquiera de una mera mención. Al contrario, afirma en una declaración oficial que hacer sitio a lenguas como el euskara en un proyecto de reforma, tal como aprobó la Asamblea Nacional el 22 de mayo, supone un «atentado contra la identidad nacional».
GARA | BAIONA
En una declaración aprobada por unanimidad el pasado jueves y difundida ayer -está reproducida en su integridad en la siguiente página-, la Academia expresa sin tapujos su indignación y reprocha a los diputados que votaran a favor de un texto que aboga por que se añada a la Constitución francesa, en el artículo primero que comienza así «Francia es una República indivisible, laica, democrática y social», la siguiente frase: «Las lenguas regionales forman parte de su patrimonio».
En su manifiesto, dice reconocer que las lenguas minorizadas forman parte del «patrimonio cultural y social» del Estado francés. «¿Quién lo pone en duda? Ellas expresan realidades y sensibilidades que contribuyen a la riqueza de nuestra nación. Pero, ¿por qué esta súbita aparición en la Constitución?», se pregunta a continuación. Y sentencia: «El derecho no describe, obliga. Sobre todo cuando se trata del derecho de los derechos, la Constitución».
«Desde hace más de cinco siglos, la lengua francesa ha forjado Francia. En justa reciprocidad, nuestra Constitución, en su artículo 2, ha reconocido esta evidencia: `La lengua de la República es el francés'», apunta la Academia. Precisamente, muestra un especial malestar por el hecho de la coletilla que los electos de la Asamblea Nacional proponen incluir pueda ser recogida en el artículo primero del texto constitucional, mientras que la referencia al único idioma oficial de la República llega en el segundo. «Nos parece que colocar las lenguas regionales de Francia por delante de la lengua de la República es un desafío a la simple lógica», indican los académicos.
Pero no sólo eso, ya que también creen que la inclusión de la citada frase supondría «la negación de la República, una confusión entre el principio cons- titutivo de la nación y el objeto de una política (determinada)».
Las consecuencias del texto votado por los diputados «son graves», advierte la Academia, explicitando que «pone en causa, especialmente, el acceso igualitario de todos a la Administración y a la Justicia».
Reacciones de Kontseilua y AEK
«La Academia francesa, que ha recibido el mandato de velar por la lengua francesa en su uso y su difusión, apela por ello a la representación nacional. Demanda la retirada de este texto cuyas excelentes intenciones pueden y deben expresarse en otros lugares, pero que no tienen sitio en la Constitución», concluye su declaración.
Tras tener conocimiento de la opinión de los académicos, la representante de Kontseilua Jone Josie manifestó a GARA que «en nombre de la igualdad, se niega otra vez el reconocimiento de nuestro idioma», al tiempo que recordó que la ONU ha vuelto a instar nuevamente al Estado francés a no poner excusas y a suscribir la Carta Europea de las Lenguas Minorizadas.
«Cuando se debatió sobre el anexo al primer artículo [de la Constitución], advertimos que eso no traería nada porque el segundo artículo sigue vigente. No observamos que el Estado tuviera voluntad de cambiar su postura», agregó.
Jakes Bortayrou, de AEK, considera exagerada la reacción de la Academia: «Creo que no tiene ni idea sobre el estatus jurídico de los idiomas. Rechaza que los minoritarios estén en el primer artículo y el francés sólo en el segundo. Pero no es así. En el primer artículo se dice que las lenguas regionales constituyen un patrimonio, como las piedras antiguas, los castillos... En cambio, el segundo artículo señala que el francés es el idioma de la República. Por tanto, le da un estatuto mucho más fuerte, porque hay que utilizar esa lengua. Reconocer a los demás idiomas como patrimonio no trae consigo que se deban usar, proteger legalmente, desarrollar...».
A su juicio, si el Gobierno de Fillon cede ante la Academia se manifestará su falta de voluntad para trabajar por las lenguas.
El apoyo del Parlamento a la enmienda al proyecto de Ley de Reforma de las Instituciones para inscribir en el artículo primero de la Constitución la mención a los idiomas regionales se produjo el jueves, por sorpresa. No obstante, pese a la luz verde casi unánime de los diputados, sus efectos prácticos podrían considerarse nulos en tanto que el Gobierno, por boca de su ministra de Cultura, Christine Albanell, ya dijo el 7 de mayo que en la ley comprometida en relación a estas lenguas no se reconocería su oficialidad, al tiempo que confirmaba que París no firmará la Carta Europea.
El Senado tiene previsto comenzar hoy el debate sobre la reforma institucional, que incluye la enmienda objeto de polémica y cuyo texto fue aprobado el 22 de mayo en la Asamblea Nacional.
Depuis plus de cinq siècles, la langue française a forgé la France. Par un juste retour, notre Constitution a, dans son article 2, reconnu cette évidence : «La langue de la République est le français».
Or, le 22 mai dernier, les députés ont voté un texte dont les conséquences portent atteinte à l'identité nationale. Ils ont souhaité que soit ajoutée dans la Constitution, à l'article 1er, dont la première phrase commence par les mots : «La France est une République indivisible, laïque, démocratique et sociale», une phrase terminale : «Les langues régionales appartiennent à son patrimoine».
Les langues régionales appartiennent à notre patrimoine culturel et social. Qui en doute? Elles expriment des réalités et des sensibilités qui participent à la richesse de notre Nation. Mais pourquoi cette apparition soudaine dans la Constitution ?
Le droit ne décrit pas, il engage. Surtout lorsqu'il s'agit du droit des droits, la Constitution.
Au surplus, il nous paraît que placer les langues régionales de France avant la langue de la République est un défi à la simple logique, un déni de la République, une confusion du principe constitutif de la Nation et de l'objet d'une politique.
Les conséquences du texte voté par l'Assemblée sont graves. Elles mettent en cause, notamment, l'accès égal de tous à l'Administration et à la Justice. L'Académie française, qui a reçu le mandat de veiller à la langue française dans son usage et son rayonnement, en appelle à la Représentation nationale. Elle demande le retrait de ce texte dont les excellentes intentions peuvent et doivent s'exprimer ailleurs, mais qui n'a pas sa place dans la Constitution.
12 juin 2008
(Cette déclaration a été votée à l'unanimité par les membres de l'Académie française dans sa séance du 12 juin 2008).
La Académie nació en 1635 como un instrumento más de la política desarrollada por el cardenal Richelieu, primer ministro durante el reinado de Luis XIII, para llevar adelante la centralización del Reino, en una época en la que las fronteras estatales cambiaban de forma constante y el «nacionalismo francés» ni siquiera había nacido como noción sociológica o política.
Desde entonces, integran esta institución cuarenta personas -a día de hoy existen cuatro vacantes-, a las que también se les denomina «los inmortales», en alusión a la divisa que les legó en su sello el propio Richelieu: «À la immortalité».
GARA