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Mikel Ibáñez está siendo tratado ya en el Hospital Donostia

Mikel Ibáñez se encuentra, desde la noche del lunes, en Euskal Herria. Está ingresado en el Hospital Donostia, donde se prevé que continúe con el tratamiento contra el cáncer iniciado en el Gregorio Marañón. Sus allegados no pudieron visitarlo ayer debido a una orden judicial.

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Oihana LLORENTE |

Mikel Ibáñez, prisionero político gravemente enfermo, se encuentra ya ingresado en el área de hematología del Hospital Donostia, donde se prevé que continúe con el tratamiento de quimioterapia y radioterapia iniciado en el centro madrileño Gregorio Marañón. El elgoibartarra llegó al complejo sanitario guipuzcoano la noche del lunes, y durante la jornada de ayer fue sometido a diferentes análisis y pruebas médicas.

Numerosos allegados de Ibáñez se acercaron hasta allí en el transcurso de la jornada de ayer para poder visitar a su familiar, pero sólo su hermana logró estar con él. El movimiento pro-amnistía denunció el envío de un escrito judicial al hospital donde se veta la entrada, con nombres y apellidos, a todos los allegados que han acudido durante estas semanas al hospital madrileño para visitar a Ibáñez.

Por la tarde, decenas de ciudadanos se concentraron ante las puertas del centro para arropar a los familiares y exigir la puesta en libertad de Ibáñez. Portando la pancarta, en la que se leía «Mikel egoera larrian, askatu orain! Gaixotasun larriak dituzten presoak kalera!», se encontraban dos sobrinos del prisionero y miembros del movi- miento pro-amnistía de Elgoibar. En nombre de todos ellos tomó la palabra Jon Garate, que señaló al Gobierno del PSOE «como máximo responsable» de la situación de su convecino.

Apuntó a las precarias condiciones de vida padecidas en prisión y a la inasistencia sanitaria como las causas de su enfermedad y de su posterior «desarrollo». Defendió que la única solución que cabe para Ibánez es la libertad, con el argumento de que su estado de salud «no es el adecuado» ni para estar en la cárcel ni para permanecer rodeado de policías.

A juicio de Garate, la política penitenciaria aplicada a EPPK se basa en «la sed de venganza» y afirmó que tiene el «macabro objetivo» de llevar a presos y familiares «hasta las puertas de la muerte». Junto a Ibáñez, recordaron también a la docena de presos que viven esta misma situación, exigiendo también su puesta en libertad, así como la de los prisioneros que han cumplido su condena.

Deterioro en pocas semanas

El preso elgoibartarra fue trasladado desde el hospital Gregorio Marañón, donde era asistido desde el 27 de mayo. Pese a que el pasado jueves el magistrado de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón decretó prisión atenuada y ordenó el traslado a Donostia de Ibáñez, los médicos del Gregorio Marañón rehusaron la medida por temor a que el trayecto incidiera aún más en su delicado estado de salud. Ante esta negativa, fue el propio prisionero vasco quien, rubricando un escrito en el que se responsabilizaba de lo que podía acontecer en el viaje, asumió la responsabilidad del traslado. Antepuso así su deseo a estar en su país.

El estado de salud de Ibáñez se ha deteriorado mucho en cuestión de semanas. Así lo constataron en un comparecencia realizada a finales mayo la letrada Ainhoa Baglietto y el médico Endika Intxausti. La primera desgranó ante la prensa la evolución de la enfermedad de Ibáñez al haber sido ella, por medio de las visitas, «testigo de este deterioro». Recordó que el elgoibartarra fue extraditado por el Estado francés el 26 de febrero de este mismo año, hace apenas cuatro meses, y aseguró que la primera vez que lo vio en la prisión de Soto del Real, donse se encontraba en situación preventiva, «estaba bien».

Explicó que en cuestión de pocas semanas su estado ya empezó a deteriorarse mos-trando signos de debilidad, desorientación y dolor. Con motivo de esta situación, informó de que Ibáñez fue trasladado en numerosas ocasiones hasta la enfermería de Soto del Real sin que se solventara su situación. «Hasta que un día perdió el conocimiento y entró en coma», detalló. Esto sucedió el pasado 19 de abril.

Una vez llegado a este punto, la dirección del centro trasladó a Ibáñez a la Unidad de Cuidados Intensivos del Gregorio Marañón, donde comprobaron que sufría un coma hipoglucémico a consecuencia de la diabetes y la anemia. Las pruebas también alertaron de que padecía un tumor en el testículo derecho, linfoma que le fue extirpado.

Tan sólo tres semanas después de sufrir el coma y de que le fuera detectado el cáncer, fue dado de alta e ingresado de nuevo en prisión, donde su estado continuó agravándose. No volvió al hospital hasta el 27 de mayo, cuando su propia abogada lo encontró sin poder valerse por sí mismo, en silla de ruedas, y con una situación física y moral «totalmente baja».

Tras esa visita, la letrada se dirigió a la dirección de la cárcel de Soto del Real para que hospitalizara al elgoibartarra, a lo que finalmente accedió.

llamamiento

Allegados y vecinos de Ibáñez tomaron la palabra ayer a las puertas del Hospital Donostia para instar a la sociedad vasca a que se movilice y reúna fuerzas en favor de los derechos de los presos y para frenar «esta política penitenciaria de muerte».

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