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Llegan los meses más proclives a la irrupción de las galernas

Dependerá de si julio y agosto son o no calurosos, pero la época más proclive a la aparición repentina de las temidas galernas ha llegado. El año pasado apenas hubo, porque el verano fue frío, pero por lo general este fenómeno atmosférico tan propio de nuestra costa suele ocurrir dos o tres veces; otra cosa son las galernillas, más suaves. Por fortuna, han pasado ya veinte años desde la última galerna grave, que se saldó con varias víctimas mortales.

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Joseba VIVANCO |

Brusco viento proveniente del noroeste que surge de forma repentina en la costa cantábrica, y que pone fin al cálido y apacible día. En un instante, las rachas de viento pueden llegar a superar los 80 km/h y en apenas veinte minutos la temperatura cae 10 ó 12 grados. Al norte del Bidasoa se le llama zirimili; al sur, se la conoce como enbata o txirimilo. Un fenómeno meteorológico propio del Cantábrico que suele sorprender de mayo a setiembre, pero que es en julio y agosto cuando más probabilidades tiene de visitarnos sin avisar.

El anuario 2008 de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) trae anotado en la hoja del pasado jueves, 26 de junio, una galerna en el Golfo de Bizkaia hace 50 años. Alcanzó 104 km/h y derribó árboles, obligando a la flota a entrar a puerto. Fue la única que se observó ese año.

Su aparición dependerá mucho del calor que haga estos dos próximos meses. En el verano de 2006 hubo más galernas que en el de 2007, y todo porque este último fue más frío. Suele ser habitual confundir galernas con galernillas, más suaves. Las primeras, más intensas, hacen su aparición dos o tres veces al año, a veces hasta cinco, y en ocasiones son causantes de importantes daños, aunque, por fortuna, nada que ver con las víctimas que se cobraban antaño entre los arrantzales.

En los puertos vascos y cántabros se guarda aún en la memoria la galerna primaveral conocida como del Sábado de Gloria. Fue un 20 de abril de 1878 y se llevó la vida de más de trescientos pescadores, de ellos, 85 de Bermeo, 49 de Elantxobe y 15 de Mundaka. «Hay una palabra seria, con regusto de sal y de lágrimas, un galicismo hondo y temible, sonoro y lúgubre, que va siempre enlazado a las gentes pescadoras del Cantábrico: la galerna...», escribía poco después el mercante e historiador Rafael González Echegaray.

Como recordada es la ocurrida la noche del 12 de julio de 1961, y que se llevó la vida mar adentro de 141 vascos: 116 de Bermeo, 30 de Ondarroa, 14 de Lekeitio y 8 de Elantxobe.

Hoy, esas consecuencias no suelen ser tan trágicas, aunque en uno de esos repentinos embites, el que ocurrió el 13 de mayo de 2002, y donde se alcanzaron rachas de viento de hasta 104 km/h en Igeldo y 100 en Bilbo, desapareció una persona que navegaba en un velero, y en tierra se produjeron unos cuantos accidentes en los que algunas personas resultaron heridas graves.

No suele ser lo habitual, pero a veces la furia del viento repentino sobrepasa cualquier precaución. La última galerna grave que azotó el litoral vasco tuvo lugar hace más dos décadas. Fue el 7 de junio de 1987. Por ejemplo, en el hospital de Cruces, de las cuatro de la tarde al final del día, se registraron más de cien atenciones en el Servicio de Urgencias de Traumatología. Pero, sin duda, aquella galerna pasará a la historia por cobrarse la vida de ocho personas, la mayoría de ellas en tierra firme.

De onton a biarritz

En 10 horas realiza un trayecto de unos 500 kilómetros. De las tres zonas cantábricas que se pueden distinguir en el trayecto de las galernas, la máxima intensidad la suelen alcanzar en la zona que discurre entre Ontón y Biarritz.

por matxitxako

En la costa vasca la galerna suele aparecer por Matxitxako y se propaga del oeste hacia el este, aumentando su velocidad. El mayor impacto lo tiene en la costa, pero se extiende a los primeros 50 km mar adentro.

Una de las predicciones más difíciles de hacer

«La predicción de cualquier fenómeno, cuanto más se reduzca la escala temporal y la espacial a la vez, es más difícil de predecir. Es decir, que es más fácil predecir el tiempo de un fin de semana que saber si el cielo va a estar despejado el sábado a las cinco de la tarde en Hernani». Así responde Margarita Martín, responsable de la Agencia Estatal de Meteorología (AMEMET) en la CAV, a la pregunta de si es posible prevenir estos fenómenos tan repentinos como son las galernas. «Cualquier servicio meteorológico puede anunciar con 12 ó 24 horas de antelación la formación de una galerna, pero es una de las predicciones más difíciles de hacer, porque hace falta conocer el estado termodinámico de la atmósfera local, no el del Cantábrico en general, porque la mayoría de galernas sólo recorren 30-40 millas», explica. En su caso, disponen de un sistema -ellos en Santander, pero también Euskalmet en Punta Galea- que detecta algunas de las anomalías que dan lugar a una galerna, como el rápido giro del viento del sur al oeste, un descenso brusco del termómetro de más de 7º y un ascenso igualmente precipitado de la humedad de más del 35%. «También es fácil avisar y que no ocurra». J.V.

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