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Familias con bajos ingresos cambian basura por rebajas en el recibo de la luz

En el estado brasileño de Ceará, los clientes de una distribuidora eléctrica que no tienen recursos suficientes para hacerse cargo de la factura pueden reciclar basura y depositarla en centros de colecta, para rebajar el coste de su recibo. La morosidad ya se ha reducido en un 57%.

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Ana GEREZ

Cambiar basura por energía es la propuesta que hace una compañía eléctrica a sus clientes, muchos de ellos familias con bajo nivel de ingresos que han salido de la lista de morosos y que ahora contribuyen a la preservación del medio ambiente.

Desarrollada por Coelce, la distribuidora de Endesa Brasil en el estado brasileño de Ceará, se basa en una fórmula «simple», pero aplicada de forma «sistemática, informatizada y en colaboración» con otros aliados, como las fábricas de reciclaje, explica Vinicius de Lima Cunha, coordinador del proyecto que se está desarrollando.

Los clientes de la empresa eléctrica llevan basura reciclable a centros de colecta, donde es pesada y tasada en función de su cotización «de mercado»: un kilo de papel de periódico en torno a 8 centavos de real, un kilo de botellas de cerveza, 40 centavos; el de vino, 15 centavos y el de plástico transparente, 35 centavos.

El dinero acumulado por cada cliente se deduce de su factura por consumo de energía eléctrica. Las cantidades pueden parecer insignificantes, pero para las familias con pocos o ningún ingreso, como las que viven en Lagoa Redonda o en Fortaleza, supone una reducción muy significativa.

«Hay personas que ya llevan meses sin pagar la cuenta de la luz», explicó Haroldo Pio de Oliveira, un ebanista que preside la Asociación de vecinos de Sao Jõao, en Lagoa Redonda, y que, además de trabajar como voluntario en la colecta, se beneficia del programa de manera que su factura ha bajado de los 40 a los 6 u 8 reales.

Haroldo Pio de Oliveira calcula que un 30% de los 220 clientes registrados en el programa en su asociación ya no pagan factura y muchos otros pagan muy poco. Gracias al ahorro, pueden gastar el dinero que ganan en gas o comida.

Explica que lo más complicado de esta iniciativa era ponerla en práctica y hacerlo de forma que beneficiara a todos los involucrados: los consumidores, la empresa distribuidora, las plantas de reciclado y el medio ambiente.

Para ello, la eléctrica alcanzó convenios con empresas que reciclan residuos sólidos, desarrolló un programa de gestión informático especial, instaló centros de colecta y buscó la colaboración de asociaciones de vecinos e instituciones comunitarias. Para registrarse, sólo hace falta presentar una factura y, a cambio, recibirá una tarjeta con un «chip» electrónico. Cada cliente es responsable de separar los materiales: papel de periódico, botellas, artículos en vidrio, metales (acero, hierro, cobre, etc), latas, plásticos y hasta aceite de cocina.

La iniciativa arrancó como un proyecto piloto de seis meses y tuvo tal éxito que comenzó a expandirse a los tres meses de su puesta en marcha, comenta Odailton Arruda, jefe del departamento de Innovación e Investigación.

Actualmente hay 43.000 clientes registrados, la mayoría de ellos de familias pobres, y 45 puntos de colecta, número que aumentará a 60 para finales de año. Con este programa, Coelce ha reducido en más del 57% la morosidad de sus clientes, al tiempo que incentiva la preservación del medio ambiente.

Desde enero del 2007 se han recogido 2.310 toneladas de residuos (663 toneladas de metal, 921 de papel, 372 de plásticos y 354 de vidrio), que han representado un ahorro total para los clientes de más de 320.000 reales (unos 127.000 euros), según Arruda, quien señala que ahora también participan familias de renta media.

Al mismo tiempo, los materiales colectados han evitado el consumo de 755 toneladas de mineral de hierro, 36.800 árboles, 3,71 toneladas de petróleo y 353 toneladas de vidrio nuevo, según cálculos del programa.

Restaurantes y hoteles, pueden participar en la iniciativa, y donar el crédito obtenido por la venta de residuos a organizaciones con fines no lucrativos.

El proyecto se ha extendido a diferentes áreas metropolitanas y al interior del estado, y concesionarias de otros estados, como las de Pernambuco y Sao Paulo, se han interesado por él.

 

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