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Nace On-Off Sound, un edificio que vive por y para la música

Cuatro locos por la música se embarcaron hace un año en edificar un lugar dedicado exclusivamente a la práctica musical. De su esfuerzo ha nacido en Iruñea On-Off Sound, un hogar donde los músicos pueden crear disfrutando de los últimos avances tecnológicos y acústicos.

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Itziar AMESTOY | IRUÑEA

El viernes quedó inaugurado por todo lo alto On-Off Sound, cuando un múltiple concierto puso fin a la Semana ON, que ha servido de carta de presentación de este edificio diseñado para la música. Los impulsores del proyecto vieron en pleno funcionamiento, por fin, el centro en el que llevan trabajando más de un año. Son cuatro navarros que percibieron la necesidad de un lugar dedicado exclusivamente a la creación musical.

«Existen muchas escuelas, pero a la hora de poner en práctica lo que sabes, la gente acaba ensayando en cualquier lugar», explica Miguel Santamaría, uno de los responsables. «En Iruña hemos podido contar doscientos grupos, así que imagina cuántos habrá», dice, a lo que su compañero Tito Iribarren añade que la mayoría ensaya en garages. Muy lejos de las bajeras está On-Off Sound, ya que la calidad es el elemento más destacable del edificio. Sus impulsores han apostado por un lugar con los últimos avances tecnológicos, como acceso personalizado a las salas mediante domótica o internet ADSL en cada una. Aun así, la acústica es el aspecto en el que más han trabajado.

Es exactamente el lugar que a Miguel le hubiera gustado encontrarse cuando empezó su carrera. Pero no ha estado solo en este proyecto. Junto a él se han lanzado Tito Iribarren, Javier González y Luis Javier Berasain. Estos últimos han vivido unidos de una o otra manera a la música, con lo que cada uno ha aportado su experiencia. Tan variados como sus impulsores son las posibilidades que ofrece On-Off Sound. Los 29 estudios de grabación se reparten en varios tipos de salas. Algunas, sin instrumentos, que pueden acoger desde el ensayo de un solista al de todo un coro de gospel. También hay salas equipadas para los grupos que estén empezando y aún no entre en su presupuesto la compra de instrumentos. El uso de estas zonas se puede hacer por horas, aunque también hay salas con alquileres mensuales en las que músicos más avanzados pueden dejar su material. Un abanico de posibilidades en las que el uso que se haga de las mismas puede llegar a sorprender a los propios impulsores. Otro de los puntos fuertes del lugar es el encuentro que puede darse entre grupos, algo que enriquece la creación. Para fomentar el ambiente que mejor favorece la comunicación, han pre- parado una sala «para descansar y tomar una cerveza». Y, aprovechando el ambiente familiar que prevén se respire, también hay un estudio de grabación del que cualquier grupo podrá hacer uso, con la confianza de que probablemente conozcan a Miguel, que estará al otro lado.

Subvenciones vecinales

La calidad y las posibilidades del centro son el resultado de una gran inversión y esfuerzo por parte de los impulsores. Tanta prestación influye en el precio del alquiler del espacio, con lo que esperan que las subvenciones públicas del año que viene también se repartan entre sus grupos. «Ahora se las lleva Artsaia», dice Miguel, en referencia a la veterana sala de conciertos, que también ofrece posibili- dades de ensayar. Entre risas, los impulsores comentan que quienes seguro que les subvencionarían son los vecinos de cualquier músico primerizo. Ahí esta la clave que les ha animado a aventurarse en el proyecto: que el artista pueda disfrutar creando sin preocuparse por nada más que por la música.

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