Bilbao BBK Live arranca con el día más caluroso del año y relajo en las primeras horas de rock
Con pereza, pero con armonía, las campas de Kobetamendi se han ido plegando a los pasos de miles de aficionados que, poco a poco, han ocupado festivamente espacios abiertos, rincones y sombras.
Pablo CABEZA | BILBO
El destino ha querido que los dos días más calurosos del año hayan coincidido, primero, con la jornada de apertura del pasado Kobetasonik y, después, con el inicio del Bilbao BBK Live Festival, que ha visto como la temperatura se desperdigaba por encima de los treinta grados.
La proximidad de ambos festivales, Kobetasonik y Bilbao BBK Live, también nos deja curiosas asimetrías, pues mientras el metálico veía como se desbordaban sus dos espacios destinados a camping ya el día anterior al primer concierto, en el pop del Bilbao Live aún quedaba espacio en la zona principal una vez iniciado el festival. Es decir, que los metálicos son de carretera y manta, sufridores, y los poperos más cautelosos y menos dados a la naturaleza o la tienda de campaña.
Más aún, Su Ta Gar abrieron Kobetasonik a las 15.30 de la tarde, con el sol crujiendo a no menos de treinta grados, ante varios miles de aficionados. Por contra, ayer tarde Gari (16.30 h.) sólo pudo animar a unos cientos. Está claro que las pasiones y la capacidad de sufrimiento queda en manos de los de negro, los jevis.
Guitarras y Gari
Que sólo un puñado de aficionados se agruparan bajo las melodías de Gari, no resta credibilidad al artista, pues, como ya nos demostró la semana pasada en Murgia, por cierto, con la misma camisa a cuadros, el actual repertorio y banda se encuentra entre lo mejor de sus días. David y Natxo forman la sección rítmica, dos músicos de largo recorrido que han tocado y tocan en numerosas formaciones.
Son músicos atractivos, capaces de resolver con extrema elegancia y clase cualquier repertorio y con Gari, además, está claro que disfrutan. A la izquierda del vocalista se sitúa la guitarra de Miguel, músico de Getxo que nos sorprende por la calidad de sus gestos, manos y sentido musical. Bajo estas circunstancias, el repertorio del ex Hertzainak suena contundente, rockero y con máximo cuidado en los detalles, en los nuevos arreglos. El mejor Gari de su carrera toca una Gibson con un poco de caja, lacada en negro, y preciosa hasta decir: me la quedo. Por su parte, Miguel tira de dos Fender. La primera la utiliza para las canciones más sensoriales, cuando Gari se sitúa en el clima de un Chris Isaac. A medio show comienza el tiempo del rock abierto y Miguel toma su vieja Fender, de la que extrae rock sucio concentrado y perfectamente distribuido. Tras cuarenta y cinco minutos de clase y furia, despedida y paso a The Gift. Para las 17.30 ya son un millar los valientes que le han sacado cara al sol. The Gift mezclan viento, teclas, guitarra, baile, soul y voz femenina. Recrean el pop, y lo reajustan con imaginación.
Es lo malo que tiene le pop, que los grandes nombres dejan sin aliento a los demás. Police es la estrella y no importa demasiado el resto. Son las ocho de la tarde, los autobuses comienzan a descargar a miles de aficionados, Kobetas va pareciéndose a un gran festival. Por todos sus nervios llegan más y más aficionados, todos bien refrigerados y a la espera de pasar una gran noche con Sting, Summers y Copeland. Pero lo cierto es que se han perdido al mejor Gari, a una buena banda como The Gift, el original sonido de Raveonettes, dos chicos y dos chicas, prolongando la vida de la Velvet y a unos fantásticos Morcheeba. P.C.