Ya falta menos. Apenas un ratico que además lo tenemos bien ocupado. El ritual nos exige un buen almuerzo, tan de obligado cumplimiento como el chupinazo mismo. Y nos convendría disfrutar el de este año porque quién sabe si no peligra su futuro. Sé de buena tinta que en el tradicional almuerzo pre-chupinazo concurren alrededor de las magras con tomate, el ajoarriero con caracoles o los huevos con txistorra miembros de las candidaturas ilegalizadas, votantes de las suspendidas e incluso interventores de HB en el 82. Pues sí. Siempre que UPN encuentre, entre prohibición y prohibición, tiempo que dedicarle al tema, nos tocará almorzar en la clandestinidad. Aunque también puede ser que el Consistorio lo integre en el programa oficial disponiéndolo en, digamos, el Maisonave, y sólo prohíban todos los demás.

La actitud vigilante y avispada de UPN dio enseguida en sospechar que la plataforma Gora Iruñea contenía elementos altamente nocivos que convenía neutralizar. El primero y más nocivo, la pluralidad. El segundo, no menos nocivo y además corrosivo, el trabajo popular. Y la prueba definitiva: algunos de sus miembros estaban en listas de las candidaturas ilegalizadas. Listo: primero criminalizar y luego prohibir. Y así, librar a la ciudadanía de 400 actos, preparados, organizados y trabajados con la fuerte carga ideológica de lo popular, capaces de hacer sombra al muy estudiado y variado programa municipal consistente en el encierro, los toros, los bares, más bares, otros bares, varios bares más y actuaciones musicales de tal altura y atractivo que han puesto los pelos de punta hasta al PSN. Calculen. Luego fueron ellos mismos, los de los pelos como escarpias: la traición de sus socios de gobierno, que no sólo les dejaron en feo sino que además se metieron con Luis Aguilé, posibilitó que la iniciativa de Gora Iruñea fuera apoyada por la mayoría del Pleno. Vistos los efectos, una mayoría sin mayor trascendencia. Esas mayorías la fachenda se las pasa por el forro de los caprichos junto con la plataforma, la pluralidad, la ciudadanía y la noria.

Porque tampoco tenemos noria. Ni tenemos parque de la Runa, ni tenemos noria y sin embargo, el recinto ferial, mucho recinto y poco ferial, ofrecía en estos días de su puesta en marcha la más ilustrativa imagen de Iruñea. No hacía falta andar más ni dar más vueltas: policías andando, policías en moto, policías en coche, en furgona azul, en furgona blanca, municipas, nacionales, de uniforme, de paisano, concentraciones, protestas... y para que todos tomemos parte en las fiestas, el tren chuchú y los autos de choque. A dos pasos, en el Ascensor, una de las cabinas se había quedado colgada, como en las películas y la otra había dejado de funcionar, como en la vida real. Y los hay que se creen que la mejor foto es la del monumento al encierro.

Ya falta menos. Hoy tenemos una cita con unas fiestas, las fiestas populares, las de la participación, las de la calle, a las que no renunciamos. El día 8 tenemos otra: una cita con la memoria. A la memoria, como a la reivindicación, tampoco renunciamos. Gora San Fermín, Gora Iruñea!