Final femenina Wimbledon
Venus ejerce de hermana mayor para reeditar victoria, la quinta
Estuvo más concentrada y contundente en el fratricida choque que se vio sobre la pista central del All England Tennis Club, ya que resolvió mucho mejor los puntos decisivos, a diferencia de Serena, quien no supo aprovechar las rupturas de saque que protagonizó
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Era toda una incógnita por la considerable plaga de lesiones que venía padeciendo, pero Venus Williams volvió a demostrar que es la mejor sobre la hierba de La Catedral del tenis en lo que va del presente siglo. Su quinta victoria individual -tercera consecutiva- así lo atestigua.
Ni siquiera que en esta ocasión partiera como víctima sirvió para que su hermana Serena -un puesto más arriba en el ranking de favoritas- consiguiera arrebatarle el triunfo, algo que la pequeña de las Williams sólo ha podido hacer de manera consecutiva en las ediciones de 2002 y 2003.
Venus impuso con un 7-5, 6-4 en el marcador su condición de hermana mayor sobre la central del All England Tennis Club londinense resolviendo mucho mejor los puntos clave. Mientras Serena sumó más golpes ganadores -32 contra 27-, la ganadora sacó mayor partido de las bolas de break. Venus consiguió 4 de 7, frente al paupérrimo bagaje de Serena, que firmó 2 de 13.
El duelo, por lo demás, fue de todo menos familiar. Elena Dementieva, que había anunciado en la víspera un arreglo entre ambas, a estas alturas se estará mordiendo la lengua. El regreso de Richard Williams, padre y entrenador de los dos prodigios, a Estados Unidos antes de la final ya era toda una premonición. «Es como verlas pelearse en el salón», justificó.
Y gracias a esa fratricida pugna, el espectáculo ganó kilates y el público se lo pasó en grande viendo la disputa sin tregua de ambas hermanas. Durante casi dos horas, las norteamericanas se golpearon y gritaron sin cesar en una batalla en la que predominaron las bolas cortas, aunque los escasos largos peloteos fueron espectaculares. Saques potentes, subidas a la red y golpes ganadores a mitad de la pista devolvieron a Wimbledon su esencia.
Más elegante y contundente, Venus fue un poquito mejor que su hermana, más centrada en pelearse consigo misma, una lucha personal que hizo las delicias de la grada. Y eso que Serena comenzó por el mismo camino los dos sets -rompiendo el saque-, pero la mayor de las Williams consiguió reponerse en ambos casos.
Entre bromas, la ahora cinco veces ganadora de Wimbledon explicó al recibir su premio que su «principal trabajo» había sido ejercer de «hermana mayor» durante el choque y que eso se lo tomaba «muy en serio».
Venus Williams es la auténtica reina del mejor torneo
de hierba en lo que va del presente siglo. La
hermana mayor ha ganado en cinco ediciones, las de
2000, 2001, 2005, 2007 y 2008.
Se batieron el cobre en la final individual sin permitirse el lujo de guardar ninguna reserva y, pese a ello, las hermanas Williams volvieron a barrer en el último partido femenino que se disputó poco después, sumando así su tercer título de dobles en el torneo inglés.
Venus y Serena pusieron el broche de oro a su espectacular edición de Wimbledon, al ganar a la pareja formada por la estadounidense Lisa Raymond y la australiana Samantha Stotur. De paso, Serena se sacó la espina de la derrota que horas antes había sufrido ante su hermana mayor, que la derrotó en dos sets.
Los mismos que necesitaron las Williams para deshacerse con total autoridad de sus rivales en un encuentro que ni siquiera llegó a la hora de juego -58 minutos- y que se dilucidó con sendos 6-2.
Undécimas favoritas, las triunfadoras en el All England Tennis Club pasaron por encima de sus oponentes, decimosextas cabezas de serie, y vencieron por tercera vez en su carrera el título de dobles, lo que les permite sumar un total de 13 galardones entre ambas en el torneo mundial de mayor prestigio sobre hierba.
Además, para dejar en feo a quienes insisten en ver entre ambas hermanas una rivalidad más allá de la puramente deportiva sobre la pista, ambas se fundieron en un abrazo tras conseguir este tercer título en dobles, todo ello aderezado con una gran ovación por parte del público de la pista central que, puesto en pie, quiso reconocer el mérito de las dos jugadoras.
Nada menos que 65 partidos consecutivos encadena Roger Federer sin perder en hierba. Una estadística contundente si le añadimos que el suizo nunca ha perdido ante Nadal en Wimbledon.
Pero el manacorí ha mejorado mucho su rendimiento en esta superficie y aspira en la tercera final consecutiva que enfrenta a ambos tenistas a romper la hegemonía de Federer, quien opta a conseguir su sexto título consecutivo, igualando a William Renshaw en 1881 y a un paso de Sampras, con siete trofeos alternos.
Ambos han firmado una edición inmaculada -el helvético sólo ha cedido un set y su servicio en dos ocasiones- y el encuentro se prevé, a priori, como uno de los más reñidos de los últimos tiempos.
No obstante, Nadal optó por ceñirse el disfraz de cordero, al asegurar que «lo lógico» sería una derrota ante el «favorito», del que dijo que «no es el de enero, ahora lleva tiempo a gran nivel».
Tampoco Federer las tiene todas consigo. «Rafa es mi máximo desafío en hierba. Queremos un trozo del mundo del otro, pero el otro todavía no ha cedido», comentó.
Más carne en el asador, el suizo está a dos títulos del Grand Slam para alcanzar los 14 de Sampras y el mallorquín podría conseguir doblete con Roland Garros, algo que no sucede desde 1980.N.M.
