204 horas de fiesta sin medida
Siempre igual y siempre diferente, a las 12.00 el chupinazo lanzado por Uxue Barkos dará inicio a las mayores fiestas de Euskal Herria y unas de las más participativas del mundo. Pondrá fin también a unas vísperas interminables, que concluyeron ayer con la ciudad abarrotada y expectante. Un torbellino de alegría que no cesará en 204 horas. Serán, además, las fiestas de la crisis económica y del veto municipal a Gora Iruñea, que no paraliza la amplia actividad popular.
Ramón SOLA | IRUÑEA
Se acabó el «ya falta menos». Se acabaron los inevitables nervios de la semana previa. Se acabó el trasiego de camiones de reparto de bebidas que convierten Alde Zaharra en una carrera de obstáculos para los transeúntes. Y las colas para renovar el atuendo sanferminero. Iruñea agotó ayer con expectación su última jornada previa, y hoy a las 12.00 la ciudad sufrirá la increíble mutación de todos los años. Y será punto de reunión de toda Euskal Herria y foco de atención para el mundo entero.
El arranque será multitudinario por la coincidencia con el domingo. De hecho, la ciudad ya aparecía ayer repleta de visitantes que entonaban el cuerpo en los bares de San Nicolás, repasaban el recorrido del encierro que mañana estrenarán los Conde de la Corte, acudían a los corralillos del Gas para sorprenderse con el tamaño de las reses o paseaban por el nuevo escenario de las barracas.
Las fiestas apuntalarán la tendencia de los últimos años. Aunque serán las más televisadas, probablemente no estarán tan masificadas como hace una o dos décadas. Como datos que lo confirman, se ha batido el récord de periodistas acreditados y se anuncian retransmisiones del encierro con más tecnología que nunca. Sin embargo, ayer todavía quedaban algunas habitaciones libres en varios hoteles de Iruñea, algo insólito hace muchos años.
Hoteles y bares
La recesión económica mundial repercutirá en esta edición. Se anuncia que el turismo estadounidense de altos vuelos se retrae en esta ocasión debido a la carestía del euro respecto al dólar. Hoy habrá ocasión de comprobar si también han disminuido los «paquetes turístico» que acercan a Iruñea a miles y miles de jóvenes extranjeros ávidos de juerga rápida, en 24 ó 48 horas. Para el martes, la práctica totalidad habrá desaparecido y las fiestas recuperarán un carácter local hasta el fin de semana: el sábado 12, el domingo 13 y el lunes 14, un último día que atrae habitualmente a visitantes de Ipar Euskal Herria al ser festivo en sus localidades.
Pero la crisis pondrá a prueba sobre todo a los vecinos de Iruñea y los establecimientos hosteleros de la ciudad. Los Sanfermines han sido considerados como «el mayor botellón del mundo», pero esta afirmación parece más real que nunca en vista de la proliferación en Alde Zaharra de pequeños comercios que ofrecen comidas y bebidas y que permanecerán abiertos casi las 24 horas del día, en competencia directa con los bares, que podrán estirar su horario hasta las 6.00.
El parón en la afluencia detectado en los últimos años ha hecho que la fiesta se reconcentre de nuevo en el centro de la ciudad, después de unos intentos de expandirla hacia los barrios para descongestionarla. Los conciertos del programa oficial se desarrollarán por ejemplo en la Plaza del Castillo, la Plaza de los Fueros, la Plaza de la Cruz o la trasera del Labrit. Los del ciclo en euskara se acercan también a Alde Zaharra, pasando del Parque de la Media Luna al de la Taconera. Y sobra decir que calles como Jarauta, San Nicolás-San Gregorio, Estafeta, Navarrería o Calderería volverán a estar intransitables al mediodía y a altas horas de la madrugada.
Gora Iruñea en toda la ciudad
Los prolegómenos del chupinazo han estado marcados además por el veto del Ayuntamiento de UPN al programa popular de la plataforma Gora Iruñea, denunciado por la propia mayoría municipal. El suyo ha sido el intento más organizado y potente de los últimos años para extender la fiesta a todas las sensibilidades, después de la política de exclusión que derivó en el cierre de las txoznas hace una década. La alcaldesa, Yolanda Barcina, ha evocado aquel precedente y ha ligado a Gora Iruñea y ANV.
Sin embargo, el Ayuntamiento no tendrá fácil poner corsé a la iniciativa popular que no cabe en el anquilosado programa oficial y que ha hecho de los Sanfermines una fiesta inimitable. En la propuesta de Gora Iruñea se integran entre otras la de Sanfermin Euskaldun, el programa de Iruindarrok Gazte Peña, los llamamientos a exhibir la ikurriña proscrita por el Ayuntamiento –dirigidos también desde ANV a Uxue Barkos, que lanza hoy el cohete–, los actos por los represaliados vascos o las movilizaciones que recordarán el martes el 30 aniversario del asalto policial a los Sanfermines de 1978.
Liderazgo de las peñas
Toda esta parte popular entronca con las peñas de Iruñea, que mantienen su vitalidad y capacidad crítica aunque desde aquellos sucesos sean cada vez más obviadas desde la Nafarroa oficial. La Federación de Peñas se ha encargado de liderar estas semanas la respuesta a la utilización de las fiestas como plataforma publicitaria para la marca Red Bull, ha encabezado también la demanda de Gora Iruñea y tendrá un protagonismo especial en los actos de recuerdo a Germán Rodríguez.
Estos Sanfermines también serán un test para su capacidad de adaptación a los tiempos. Uno de los retos es seguir enganchando a los jóvenes para que se integren y asuman responsabilidades.
Y está por ver también si se confirma la tendencia al descenso de afluencia a las corridas de toros. Aunque el lleno siga siendo seguro cada tarde, en los últimos días de la pasada edición también ocurrió algo inédito: se podían encontrar entradas en taquilla.
La fiesta mirará al río
Los habituales en Sanfermines encontrarán algún otro retoque. El que más ha dado que hablar es la reubicación de las barracas. Después de martirizar el año pasado a los ancianos de la Casa de Misericordia con su estruendo, en esta ocasión el Ayuntamiento ha decidido trasladarlas a un emplazamiento que no sólo es inédito, sino que nunca ha sido utilizado para actividades festivas. Se trata del Parque de la Runa, al otro lado del río Arga. Para acceder a él basta con bajar la cuesta de Santo Domingo hasta el final y cruzar el puente.
Aunque visto en un mapa no esté lejos del epicentro de la fiesta, la distancia sicológica y la complejidad del acceso (la cuesta y el río) parecen mayores. Así las cosas, parte de los feriantes se han negado a instalarse y se han producido incidentes como la quema del vehículo de uno de los barraqueros que sí está en La Runa. Los que han decidido plantar al Ayuntamiento, por cierto, han pasado varios días instalados en un campamento improvisado en la zona del Carrascal, ya que pretendían mantener su ruta habitual aunque no fueran a trabajar en Iruñea. Sin embargo, al final han optado por marcharse.
El emplazamiento provoca algunos problemas técnicos evidentes. La cercanía del río o la necesidad de cruzar el puente puede ser un factor de riesgo para los pequeños. A la hora en que se celebra el «encierrillo», ese punto de acceso deberá cortarse, quizás durante más de una hora, para que los toros puedan ser llevados hasta Santo Domingo. Incluso las reses tendrán que convivir día y noche con el fuerte ruido que emiten las atracciones.
Esta reubicación hará que el centro de gravedad de la fiesta se desplace. San Fermín mirará más que nunca al Arga.
Como todos los años, la víspera del txupinazo acogió en Iruñea una protesta en contra de los festejos basados en el espectáculo con animales. A diferencia del tono festivo y espectacular de las marchas organizadas por el colectivo PETA en ediciones anteriores, el acto de ayer cobró mayor gravedad y seriedad al representar ante la Plaza de Toros la muerte de los toros, con personas tumbadas en el suelo acribilladas de banderillas. La escena que ofreció el grupo AnimaNaturalis, en colaboración con el habitual PETA, quedaba lejos del ambiente festivo de los años anteriores con la kalejira del recorrido del encierro, y la afluencia de curiosos fue considerablemente menor.
Los cerca de 50 miembros de los colectivos a favor de los derechos de los animales, semidesnudos, posaron tumbados en el suelo durante más de media hora, en silencio y una quietud que impactaba. Las banderillas colgaban de sus espaldas, representando también la sangre que emana de los lomos de los toros durante las corridas. Hubo quien, como todos los años, se acercó a observar la escena picado por la curiosidad de ver a personas semidesnudas, y otros a los que no hizo mucha gracia la protesta considerando que «vienen de fuera a estropear la fiesta». Pero la protesta de ayer en Iruñea mostró que para mantenerse tanto tiempo en el suelo bajo un sol abrasador, los venidos a denunciar el sufrimiento de los toros están muy convencidos. Algunas participantes sentenciaban que infringir dolor, más si es por puro entretenimiento, es inaceptable, considerando que en estos tiempos no tiene cabida una fiesta basada en el espectáculo con animales. En sus palabras, el sufrimiento y el dolor ajenos no están justificados «ni por la raza, ni por el sexo, ni por la especie». J.M.