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Décimo aniversario del cierre de «Egin» - El juicio del 18/98 > 150 años de cárcel

Murillo cogió el testigo y redactó una condena que hubiera firmado Garzón

Aunque hace poco en un conocido programa vespertino de ETB se empeñaron en decir lo contrario, sí se ha celebrado el juicio contra «Egin». Fue en la vista del sumario 18/98, donde la magistrada Angela Murillo siguió el camino marcado por Garzón.

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Iker BIZKARGUENAGA

El juicio contra «Egin» empezó siete años, cuatro meses y una semana después de que Baltasar Garzón comandara a una marea de policías hacia sus instalaciones. Fue el 21 de noviembre de 2005, dentro de la vista oral del macrosumario 18/98. Las sesiones duraron 16 largos meses. Pero para la presidenta de la Sala, Angela Murillo, y sus compañeros Nicolás Póveda y Luis Martínez de Salinas, todo ese tiempo se lo podían haber ahorrado.

Porque lo que la conocida y recientemente ascendida magistrada hizo no fue sino trasladar a la sentencia lo que el juez instructor y su inseparable fiscal, Enrique Molina, habían dejado escrito años atrás. La condena contra «Egin» estaba redactada antes de que los imputados conocieran la Casa de Campo. Y fue una condena muy dura: casi 150 años de cárcel -las penas más altas del sumario se dieron en esta pieza- y millonarias cantidades de dinero a pagar.

Cuando los imputados y testigos declararon, Murillo les miró como miran las vacas al tren, y cuando alguno de sus «peritos» se salió del guión para reconocer que la defensa llevaba razón, la presidenta saltó rauda para corregirle. Así sucedió, por ejemplo, el 21 de noviembre de 2006, cuando ante el asombro del fiscal un agente de la Policía española admitió que no habían incluido en sus informes documentación favorable a «Egin» y, 24 horas después, la magistrada le dio un nuevo turno para enmendarse y volver al guión original. Asunto resuelto, debió pensar satisfecha.

Porque Murillo lo tenía muy claro: «Egin» era «el cuarto frente» de ETA, «el frente mediático o informativo, complemento idóneo de los demás frentes, y todos subordinados a las decisiones del comité ejecutivo de ETA». Probablemente, estas palabras, que luego reprodujo en la condenatoria sentencia, las llevaría escritas en unas cuartillas cuando aquel lluvioso día de otoño de hace tres años se dirigió por primera vez a presidir un juicio histórico. Porque a esta jueza le dio absolutamente igual lo que declararon decenas de personas que conocieron de primera mano un proyecto comunicativo inusual, por estar enraizado en el pueblo que le dio vida.

Un periódico de Guinness

Habló primero José Luis Elkoro, histórico militante abertzale a quien Murillo trató como sólo el ignorar a quién tienes enfrente te puede llevar a hacer. Habló Elkoro de los inicios de «Egin», de cómo nació para ser «la voz de los sin voz, el periódico de los marginados». Evocó aquellos tiempos, a finales de los años 1970, cuando miles y miles de vascas y vascos se rascaron los bolsillos, como volverían a hacerlo más tarde para hacer frente a los boicots y las trabas políticas e institucionales que sufría el diario.

Le siguió Joxean Etxeberria, narrando hechos tan delictivos como el campeonato de mus que organizaba «Egin» en 350 pueblos. «Si lo hubiera hecho otro diario estaría en el libro Guinness», afirmó con razón.

Jexux Mari Zalakain se negó a responder «a las personas que cerraron `Egin'», mientras Manu Intxauspe clamaba lo que a uno y otro lado de la sala sabían todos: «Éste es un juicio contra Euskal Herria».

«Cerraron parte de mi vida»

La declaración de Xabier Salutregi y Teresa Toda se convirtió en un contundente alegato de la libertad de expresión. «La libertad de prensa es un concepto acuñado hace siglos; con el periódico cerraron parte de mi vida, y también parte de la vida de los trabajadores que estaban conmigo y los lectores que nos seguían con afecto», denunció el último director.

También dieron testimonio Patxo e Isidro Murga, Xabi Otero e Iñaki Zapiain, Pablo Gorostiaga, Joxean Etxeberria, Karlos Trenor -estos dos últimos encausados en dos piezas-, Xabier Alegria, que fue objeto de una caza de brujas en los medios españoles, y Maite Mendiburu. Peluquera de profesión e incluida en este sumario por arte de birlibirloque, su relato fue uno de los más claros ejemplos de lo irracional de este juicio.

Pasaron las semanas y a los imputados les sucedieron los testigos. En el caso de «Egin», junto a promotores del proyecto como Josu Barandika, Mikel Zuazabeitia y Josu Txapartegi, declararon personas de renombre en la vida social, sindical y cultural de nuestro país.

«Más libertad que en otros»

«Egin» me pareció siempre un periódico abierto y democrático; tenía total libertad para escribir lo que quisiera, más libertad que en otros medios», relató el filósofo y Catedrático de Ética Javier Sádaba el mismo día en que declararon Amaia Zubiria, Iñaki Berazategi y Mikel Aramendi. Era el día 5 de junio de 2006. El día 6, Alfonso Sastre sentenciaba: «Quien critica a «Egin» seguro que no lo leía».

Mariano Ferrer, Joxe Felix Azurmendi y Xabier Oleaga -ex directores del diario-, el catedrático de la UPV Iñaki Zabaleta, ex trabajadores como Marian Beitialarrangoitia e Iñaki Usarralde... fueron muchas las personas que se pusieron frente al imponente micrófono de la Audiencia Nacional.

También declaró el director de la Tesorería General de la Seguridad Social en Gipuzkoa, Juan Ignacio Trecet, quien explicó que habían llegado a un acuerdo con Orain -la empresa editora del diario- para pagar la deuda reconocida con la Seguridad Social, y expresó su convicción de que, si no se hubiera producido el cierre, se hubiera liquidado sin mayor problema.

Pero las autoridades españolas tenían otros planes, como se encargó de poner en evidencia el administrador judicial del periódico, Antonio López, quien explicó que no había adoptado ninguna medida para evitar el deterioro de los bienes del diario en los años que estuvo a su cargo. De hecho, las medidas cautelares impuestas por Garzón lo impedían. Las dantescas imágenes de las instalaciones de Hernani, grabadas en 2003 y que se pudieron ver en el juicio lo corroboraban. «Mi función era defender los intereses del Estado», explicó. No cabía duda.

documentos perdidos

El 23 de mayo de 2006 se conoció que importante documentación contable, laboral y económica sobre «Egin», básica para el juicio, había «desaparecido»: 189 documentos. Murillo ni siquiera vió motivos para suspender la vista.

aranguren

Después de varios meses acudiendo a Madrid, José Ramón Aranguren, uno de los impulsores de «Egin», fue apartado del juicio al sufrir una dolencia cardiaca. Ahora deberá ser juzgado aparte. Lo mismo le sucedió en la vista oral a Iñigo Elkoro.

mujeres, obreros...

Txaro Arteaga recordó que Emakunde premió a «Egin» por su labor en defensa de la igualdad. Responsables sindicales como Txutxi Ariznabarreta (LAB), Juan Antonio Korta (ELA) y Jesús Uzkudun (CCOO) ensalzaron su apoyo a las luchas obreras.

no estuvieron solos

Como el resto de los imputados en el sumario 18/98, los encausados en la pieza de «Egin» no estuvieron solos durante el juicio. Entre otros, acudieron a expresar su solidaridad ex trabajadores del periódico y también los directores de GARA y «Berria».

Condenas

XABIER ALEGRIA

Condenado a 18 años de prisión

JOXEAN ETXEBERRIA

Condenado a 17 años y 6 meses de prisión

JOSE LUIS ELKORO

Condenado a 24 años de prisión

XABIER SALUTREGI

Condenado a 12 años de prisión

TERESA TODA

Condenada a 10 años de prisión

PABLO GOROSTIAGA

Condenado a 9 años de prisión

JEXUX MARI ZALAKAIN

Condenado a 9 años de prisión

MANU INTXAUSPE

Condenado a 9 años de prisión

PATXO MURGA

Condenado a 10 años de prisión

ISIDRO MURGA

Condenado a 10 años de prisión

XABIER OTERO

Condenado a 4 años de prisión

IÑAKI ZAPIAIN

Condenado a 4 años de prisión

KARLOS TRENOR

Condenado a 17 años de prisión

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