PÜBLICO.ES Javier Ortiz 2008/7/7
Maldito San Fermín
Hay tres cosas que desde muy lejanos tiempos hago todos los años por estas fechas: mostrar mi oposición a la fiesta nacional, criticar el espectáculo de las carreras matutinas por las calles de Pamplona y recordar el asesinato de Germán Rodríguez, que murió baleado ahora hace justo 30 años a manos de la Policía que comandaba Rodolfo Martín Villa, entonces jefe de la represión franquista y en la actualidad presidente de Sogecable (...).
De mi recuerdo hacia Germán, militante de la LKI, no tengo por qué dar explicaciones: se explica solo. Forma parte de una lista que llevo escrita a sangre y fuego en la memoria: Jesús Mari García Ripalda, Miquel Grau, Aniano Jiménez, Ricardo García Pellejero... Muertos de mi propia biografía, sectaria, y a mucha honra. Todos asesinados con cobertura gubernamental.
Confío en que la buena gente de Pamplona, que es mucha, rendirá también este año el debido homenaje a Germán Rodríguez.
Algo me dice que no lo retransmitirá Canal +.
Sentado lo cual, reiteraré cuán disparatado me resulta el espectáculo de los encierros. Lo más absurdo no es, para mí, que haya gente que se dedique a correr delante de una manada de toros bravos y de cabestros (...), sino que esa evidente imprudencia temeraria se efectúe como si fuera una hazaña de interés general, (...) y que cuente con el respaldo material de todos los poderes públicos y, ya de paso, también con la bendición del obispo (...).
Y en cuanto al obispo, ¿qué decir? O más bien: ¿qué no decir? Se tira el año entero el pesado de él perorando «en defensa de la vida» y luego protege, a medias con San Fermín, dándoles su bendición, a los atolondrados que se la juegan porque se les pone. (...)