Rusia y China vetan en la ONU la adopción de sanciones contra Zimbabwe
El veto de Rusia y China evitó el viernes que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara sanciones contra el régimen del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, para forzarle a negociar con la oposición una salida a la grave crisis política que atraviesa el país africano. La derrota de la resolución redactada por EEUU provocó duras reacciones por parte estadounidense y británica, mientras que el Gobierno del país africano aseguró que resolverá internamente la crisis.
GARA |
Rusia y China evitaron el viernes (madrugada en Euskal Herria) que el Consejo de Seguridad impusiera un paquete de sanciones al Gobierno del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, al que se acusa de no querer negociar con la oposición una salida a la crisis en la que se ha ido hundiendo el país desde la primera vuelta de las elecciones presidenciales de marzo.
El texto, redactado por EEUU, recibió nueve votos a favor (EEUU, Estado francés, Gran Bretaña, Bélgica, Croacia, Italia, Costa Rica, Panamá y Burkina Faso), cinco en contra (China, Rusia, Sudáfrica, Libia y Vietnam) y una abstención (Indonesia), e imponía un embargo de armas a Zimbabwe, además de la congelación de los bienes y la prohibición de viajar a Mugabe y a trece de sus más estrechos colaboradores por organizar, según EEUU, una campaña de violencia política contra la oposición.
Analistas locales consideran que tras este revés, el opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) tendrá que dirigir ahora sus esfuerzos hacia los líderes africanos, porque «todo intento en la ONU chocará con el veto». La única vía externa realista que le queda para tratar de salir de la crisis es la de la Unión Africana (UA) o el SADC, organismos que, en bloque, nunca han condenado públicamente a Mugabe.
Tras su controvertida reelección, Mugabe ha mostrado una postura más conciliadora, aunque se ha limitado a abogar por la formación de un Gobierno de unidad nacional y a apoyar los esfuerzos mediadores del presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki.
Pero la reconciliación entre el gobernantes ZANU-PF y el opositor MDC no parece fácil, porque Mugabe exige como condición previa su reconocimiento como jefe de Estado, mientras que la oposición reclama el fin de la violencia en contra de sus simpatizantes.
Duro golpe
La derrota de la resolución supuso un duro golpe para EEUU y Gran Bretaña y provocó duras reacciones por parte de los gobiernos estadounidense y británico, mientras que el régimen de Robert Mugabe celebraba el resultado. El embajador de EEUU ante la ONU, Zalmay Khalilzad, afirmó que «China y Rusia se han colocado del lado Mugabe y en contra del pueblo de Zimbabwe» y añadió que el veto despertaba «interrogantes sobre la confiabilidad de Rusia como socio en el G8». Muy enfadado, acusó también a Mbeki de «proteger» al régimen zimbabuo por su negativa a adoptar una postura más firme contra Mugabe. Sudáfrica señaló que la resolución hubiera entorpecido el proceso de diálogo entre el ZANU-PF y el MDC, que EEUU estima un «fracaso».
El canciller británico, David Milliband, calificó de «incomprensible» la posición de Rusia y China. Indicó que Rusia utilizó su poder de veto pese a la promesa del presidente ruso, Dmitri Medvedev, de dar su apoyo a la resolución cuando la cuestión fue discutida esta semana en la cumbre del G8 en Japón.
Tanto China como Rusia mantuvieron que Zimbabwe no representa una amenaza para la estabilidad regional y mucho menos internacional.
«China siempre ha mantenido que el mejor enfoque es el diálogo y la negociación, por lo que las sanciones no nos parece que lleven a la solución de los problemas», señaló el embajador chino, Wang Gaungya. En su opinión, las sanciones complicarían la situación y no contribuirían a la negociación.
El Ministerio ruso de Exteriores dijo que la resolución «era un intento de inmiscuirse en los asuntos internos de un Estado» que no es una amenaza y consideró que hubiera sentado un «peligroso precedente» de injerencia. «Hace tiempo que vemos una tendencia por parte de algunos de arrastrar al Consejo de Seguridad más allá de sus funciones, lo que es excesivo y peligroso», sostuvo su embajador ante la ONU, Vitaly Churkin.
Las autoridades de Zimbabwe, como no podía ser de otra manera, aplaudieron el fracaso de la resolución. Su embajador ante la ONU, Boniface Chidyausiku, señaló que esta derrota supone un espaldarazo a Harare que, según resaltó, está comprometida con el diálogo, pero sin injerencias externas. Apuntó que «EEUU hizo una lectura de la situación, los estadounidenses se creen que dominan el mundo, pero no es así».
Por su parte, el ministro de Información, Sikhoanyiso, interpretó que se trata de una «victoria diplomática histórica para Zimbabwe y para toda África», y agregó que «no decepcionaremos» a quienes impidieron que la resolución saliera adelante y «vamos a solucionar nuestros problemas nosotros mismos».
Los cinco estados que votaron en contra de la resolución impulsada por EEUU consideran que aplicar sanciones contra las autoridades Zimbabwe hubiera entorpecido el proceso de diálogo y negociación en marcha.