Los hechos ocurrieron entre el 30 de abril y octubre de 2006, período durante el que el ahora procesado por un juzgado donostiarra «aprovechaba todos los momentos en que se encontraba a solas» con su víctima en la cocina del local para practicarle «tocamientos impúdicos».

El escrito judicial precisa que el imputado «agarraba por detrás» a la mujer, «le tocaba las nalgas y el cuello» e «intentaba besarla», «actuando con ánimo lúbrico, con intención de satisfacer sus deseos sexuales y en detrimento de la dignidad personal y moral» de la joven, quien mostraba una «oposición manifiesta» a la conducta del inculpado.

El texto aclara que, en estas ocasiones, la mujer «trataba de apartarse» del procesado y le decía que la dejara «en paz», a pesar de lo cual el hombre también aprovechaba las oportunidades en las que trasladaba en coche a la chica hasta su domicilio, al final de la jornada laboral, para «repetir su conducta degradante», ya que «le tocaba los muslos y los pechos, llegando a agarrarla con fuerza para conseguir darle un beso en la boca».

La sentencia recoge que, mientras ambos estaban en el automóvil, el hombre «le realizaba reiteradas propuestas para acudir a un piso de su propiedad a mantener relaciones sexuales», al tiempo que le mostraba dinero.

Estos hechos llevaron a la víctima a una situación sicológica de «pánico insostenible y miedo» que le ocasionó un «trastorno de personalidad ansioso depresivo por estrés postraumático». Por todos estos motivos, la sentencia considera al acusado responsable de un delito continuado de abusos sexuales, por el que le impone tres años de prisión y la prohibición de comunicarse con su víctima y aproximarse a ella durante cuatro años.

Golpea a su esposa en la cara

Por otro lado, un hombre de 31 años de edad fue detenido la madrugada de ayer en Donostia después de que agrediera a su pareja en la cara. Una ambulancia trasladó a la víctima a un centro hospitalario, según informó el Departamento de Interior de Lakua.

Los hechos tuvieron lugar minutos antes de las cuatro de la madrugada en el domicilio familiar. Los ertzainas fueron recibidos por una menor, quien les informó de que su padre había pegado a su madre. Al acceder a la vivienda, los agentes observaron a una mujer tumbada en el suelo, la cual presentaba la cara ensangrentada y contusionada. Al parecer, el varón habría justificado la agresión por celos al recibir ella varios mensajes en el teléfono móvil.