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Desde la ruta

Una carrera muy atractiva en la que todo parece posible

Joseba ITURRIA

La primera conclusión que cabe realizar de la primera mitad del Tour es que todo es posible, que es lo mejor que le puede pasar a una carrera que nada tiene que ver con la que dominaba Armstrong. No hay ningún corredor muy superior a los demás. Los dos que parecen más fuertes, Evans y Menchov, por su regularidad tanto en la contrarreloj como en las subidas, tienen el hándicap de que sus equipos son sensiblemente inferiores para la alta montaña a los de CSC y Saunier, que tienen dos bazas para la clasificación general y otros corredores como Piepoli, De la Fuente, Del Nero, Andy Schleck o Voigt que pueden ser muy útiles en la estrategia de desgaste hacia los dos principales favoritos.

La prueba, por ello, está muy abierta y habrá que ver si el Silence-Lotto asume desde hoy la responsabilidad de controlarla una vez conseguido el maillot amarillo por parte de Evans. Hasta ayer el equipo que más ha controlado la carrera ha sido el Caisse d'Epargne, que a partir de ahora dejará de hacerlo, y todos parecen querer que sean otros los que asuman responsabilidades y gasten unas energías que se quieren administrar al máximo.

En ese sentido la etapa de hoy puede ser interesante para ver si corredores que no están demasiado lejos en la general buscan las fugas y qué equipos van a asumir responsabilidades. La jornada presenta un puerto de Primera a 50 kilómetros de meta con 12,5 de subida a una pendiente media del 6,8%, más que suficiente como para que los equipos de los sprinters se tomen otro día para inventario. Sólo ha habido dos llegadas masivas en diez etapas y eso es bueno para el espectáculo.

Como lo es que entre los seis primeros apenas haya minuto y medio de diferencia. Llama la atención la presencia de Vandevelde, tercero. y de Köhl, cuarto, cuando nadie contaba con ellos para luchar por los puestos de honor. Alejandro Valverde es decimocuarto a 4.41 y ayer no descartaba el podio.

Eso es lo bueno del ciclismo y del deporte en general, que haya emoción, que quien se siente ante la televisión no pueda prever lo que va a suceder. Y el Tour ha conseguido con un recorrido diferente que las etapas hayan sido más espectaculares y que se llegue a la última semana con todo por decidir en tres etapas alpinas muy duras el domingo, el martes y el miércoles, otras dos jornadas por el Macizo Central y una crono de 53 kilómetros el sábado para rematar la faena. Queda muchísimo por delante y, en lo que a los vascos se refiere, la moral del Euskaltel es muy alta porque confían plenamente en sus dos líderes, Astarloza y Samuel Sánchez, de cara a la consecución de una etapa y de buenas plazas en la general. El paso por los Pirineos no ha sido el ideal, pero todavía hay mucho terreno propicio para los vascos y para los que sigan el Tour por la televisión.

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