La ubicación del nuevo Guggenheim dentro de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai despertó ayer algo más que polémica a raíz de que el diputado de Medio Ambiente y portavoz de la Diputación foral de Bizkaia, Josu Madariaga, denunciara, en una entrevista a Euskadi Irratia, «la actitud maliciosa, maligna e irresponsable del alcalde» de Gernika. Los ataques del diputado venían al hilo de la defensa que el primer edil de la localidad vizcaina, José María Gorroño, hizo públicamente de Gernika como sede del futuro nuevo museo. Lo curioso es que estas acusaciones procedan de dos partidos que comparten Gobiero en Lakua, donde el Departamento de Medio Ambiente está en manos de EA. El alcalde de Gernika se mostraba ayer sorprendido por las críticas recibidas y aseguró desconocer los intereses que podía perseguir el diputado. Alegó que simplemente había defendido que Gernika sería una buena ubicación si se siguieran «criterios objetivos», a la vez que apuntaba que el hecho de que se hiciera en otro lugar «puede responder a otros intereses».

Josu Madariaga, sin embargo, le acusaba de haber generado «falsas esperanzas» entre los ciudadanos de la villa foral. En este sentido, hizo hincapié en que la construcción de un nuevo museo Guggenheim en Urdaibai es un proyecto «para toda la comarca» y no «para la fama y honra de un alcalde». Gorroño valoró que estas acusaciones iban más allá de un ataque personal y que «implícitamente están insultando a todo el pueblo de Gernika». Asimismo, recordó que las declaraciones que han causado esta polémica se encuentran registradas ya que las realizó en un programa vespertino de ETB. En ellas, tal y como resumió Gorroño, aseguraba que el Consistorio había adquirido la fábrica de armas Astra para rehabilitarla y crear un centro de estudios superiores. Como esta obra dejaría terreno libre, el alcalde aseguró que sería ideal para acoger el proyecto de ampliación del Guggenheim. «Además de lo que Gernika representa en el mundo, sería muy simbólico ver una fábrica de armas, que es de los pocos edificios que quedaron en pie después del bombardeo, transformada en un centro formativo y cultural».

El diputado foral de Medio Ambiente, sin embargo, no coincide en absoluto con el alcalde: «Lo que puedo decir claramente es que no va en Gernika». Madariaga defendió que hay lugares idóneos para construir el nuevo Guggenheim que «no son centros urbanos». «Pronto» se conocerá la ubicación concreta que tiene como principal límite el hecho de que Urdaibai es una Reserva de la Biosfera -la única en Euskal Herria reconocida en 1984-, lo cual hace que esté sometida a unas estrictas normas de protección.

Cabe recordar que la ampliación del museo con un segundo edificio en Urdaibai fue anunciada por el Gobierno Foral vizcaino el pasado 24 de junio, para lo que destinó 100 millones de euros. Madariaga, titular de Medio Ambiente, aseguró que el proyecto «no tiene por qué» dañar la reserva, a la vez que valoró que «durante muchos años, el hecho de ser una reserva le ha hecho mucho daño al desarrollo económico de Busturialdea». Actitud que coincide con la mostrada por una veintena de alcaldes y concejales del mismo partido (PNV) en la que defendían una revisión del Plan Rector de la Reserva porque impide el desarrollo urbanístico e industrial de la zona. En el otro lado de la balanza se encuentra la consejería de Medio Ambiente, en manos de EA. Aunque este órgano desconocía el proyecto cuando lo anunciara el diputado general, José Luis Bilbao, aseguró que «todo lo que es bueno para Urdaibai, bienvenido sea; siempre que sea sostenible».

Por otro lado, las comisiones de investigación sobre las irregularidades en el Guggenheim y en el museo Balenciaga del Parlamento de Lakua se reunieron ayer para que cada grupo parlamentario propusiera sus comparecencias, a la espera de que la mesa de cada órgano decida si las acepta o no. Se prevé que las comparecencias comiencen en setiembre. Por un lado, se busca esclarecer las posibles irregularidades relacionados con la desaparición de fondos públicos y patrimonio de la sociedad que gestiona la puesta en marcha del museo Balenciaga y, por otra, las presuntas irregularidades financieras y contables relacionadas con el Guggenheim.