El Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera presentó ayer la exposición «No es neutral» de la colección Daros-Latinoamericana. En la presentación intervinieron el director general Joxean Muñoz, el artista y teórico argentino Julio Le Parc y el colombiano Oswaldo Macià, que calificó la colección como «sólida y madura». Los dos han participado junto a otros veintidós artistas en la muestra que se abrirá al público hoy.

Las sensaciones que percibe el espectador son tantas como las obras que componen la muestra. La primera obra que se cruzará el visitante es «Tensión Superficial», de Rafael Lozano-Hemmer. Se trata de una pantalla de plasma en la que un gran ojo sigue atentamente los movimientos del espectador. Según Muñoz, es una bonita manera de empezar a jugar con la obra. El trabajo que causará más expectación, sin embargo, es la del colombiano Cildo Meireles hecha con 600.000 monedas, 2.000 huesos, 800 hostias, luz, 80 adoquines y tela negra.

Le Parc y Macià

Le Parc presentó su obra «Continuel-mobil» en el que se juega con la luz y el movimiento, y que está construida con la más mínima estructura, cuyo componente esencial es la interacción con el público. El artista comentó que lo que busca en el espectador es no imponer una reacción, sino conseguir una respuesta basada en la experimentación, «proponerle un reencuentro con sí mismo».

«Vesper», la obra de Macià, es fruto de la creación de un archivo oral «positivo». El espectador podrá escuchar dieciséis canales de sonido que se van superponiendo y en el que se pueden escuchar los «mejores testimonios» de cincuenta y seis mujeres. Aunque en muchos casos el espectador no entienda lo que dicen, percibirá sensaciones que se transmiten a través de la sonoridad y del tono.

Tomar posición

En cuanto al título, Muñoz explicó que por un lado responde a que la muestra «no es neutral en cuanto al espectador», porque «le obliga a tomar posición». Por otro lado, las obras reflexionan sobre la realidad social y política en las que han surgido, según Muñoz.

«Los artistas entienden el arte contemporáneo como una posibilidad de respuesta e implicación», añadió. Al fin y al cabo, cada uno de ellos «está poniendo en cuestión la cartografía del arte internacional, la neutralidad y también los focos de poder desde que se diseña esa cartografía», dijo Muñoz.