Salim Hamdan se declara no culpable ante los militares en Guantánamo
Salim Hamdan, el chófer de Osama bin Laden, se declaró inocente de los cargos que se le imputan y que le pueden costar una pena de cadena perpetua en el primer juicio que se celebra en Guantánamo desde que se abrió este centro de detención a finales de 2001.
GARA |
El antiguo chófer de Osama bin Laden, Salim Hamdan, se declaró no culpable ayer en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba), al inicio de su juicio, el primero que se produce ante un tribunal militar de excepción de EEUU desde la Segunda Guerra Mundial, según señaló el Pentágono.
Se trata asimismo, del primer juicio que se lleva a cabo en Guantánamo después de que presos como Hamdan hayan permanecido seis años encarcelados en condiciones penosas sin conocer a qué acusaciones deben hacer frente.
«El proceso ha comenzado y se ha declarado no culpable», declaró a France Presse Cynthia Smith, portavoz del Departamento de Defensa de EEUU.
El hecho de que Hamdan se haya declarado no culpable anula cualquier posibilidad de acuerdo entre acusación y defensa.
Nacido en Yemen hace unos 40 años, Hamdan comparece ante un tribunal acusado de «complot» y «apoyo material al terrorismo». Se enfrenta a una posible pena de cadena perpetúa en un juicio que puede durar unas dos semanas.
En marzo de 2007, David Hicks se reconoció culpable de «apoyo material al terrorismo», alcanzando un acuerdo con el fiscal, por el que fue condenado a una pena mínima de nueve meses de cárcel y fue autorizado a volver a Australia, su país natal.
En una sala de vistas completamente nueva, construida en la base naval de Guantánamo, abogados y un puñado de periodistas y observadores asistieron al primer proceso desde que se abrió este centro de detención a finales de 2001, en la que fue una de las decisiones más polémicas del presidente de EEUU, George W. Bush, cuyo mandato está a punto de expirar.
Cinco jueces militares
Ayer por la mañana, siempre según la versión que difundió el Pentágono, se escogió a los cinco militares que forman el tribunal entre trece candidatos. Será necesaria una mayoría de dos tercios para declarar la culpabilidad o inocencia de Hamdan. Estos mismos cinco militares pronunciarán el veredicto.
Los abogados de Hamdan ya han anunciado su intención de apelar, ya que consideran todo el proceso «injusto y deshonesto». Esta apelación tendrá que verse en un tribunal civil, a pesar de que el juicio de Guantánamo es de carácter militar.
«Será un proceso justo», se defendió Bryan Whitman, portavoz del Pentágono ante la prensa ayer, asegurando que «estamos ante un día importante, puesto que personas que cometieron actos ilegales tendrán que hacer frente a las numerosas pruebas que demuestran que son responsables de sus crímenes».
El juicio que comenzó ayer en dependencias de la base de Guantánamo es el primero que se produce ante un tribunal militar de excepción de EEUU desde el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
Hamdan era el chófer de Osama bin Laden y le acusan de haber transportado explosivos en su vehículo durante su estancia en Afganistán. Sus abogados destacan que el yemení sólo era un empleado.
Para sus abogados, Hamdan no era más que un empleado del líder de Al Qaeda y no participó en ninguna acción que pueda ser calificada como «terrorista». Durante el proceso, tratarán de obtener algunas pruebas presentadas contra su cliente y que fueron obtenidas mediante tortura, según ha reconocido la propia acusación.
Al crear las comisiones militares a finales de 2006, el Congreso de EEUU rechazó que fueran utilizadas las pruebas obtenidas bajo tortura, pero no prohibió aquellas obtenidas mediante «interrogatorios humillantes», como los que tuvo que padecer Hamdan.
En estos casos, el Congreso dejó a criterio de los jueces la valoración de estas «pruebas», caso por caso.
Los testimonios indirectos, por su parte, fueron autorizados.
La acusación desveló la semana pasada varios documentos que prueban que Salim Hamdan fue obligado a permanecer continuamente despierto durante cinco días seguidos en 2003, para ser sometido a una serie de interrogatorios en unas condiciones físicas deplorables.
