Helen Groome Geógrafa
El abecedario de la alimentación
Es tal el poderío de estas empresas que incluso se jactan de ello. Así, la propaganda de Cargill indica que es «la harina de tu pan, la sal en tus patatas fritas, el pollo de tu almuerzo y el algodón de tu ropa»
Buena gente, hay que dejar provisionalmente a un lado los anhelos del corazón y nuestro particular abecedario alimentario. -A de ardia; B de behia; D de...-, y contemplar el abecedario alimentario vigente y dominante: A por Archer Daniel Midlands; B por Bunge; C por Cargill.
De estos tres nombres puede que os suene el último, el de Cargill, y a unas cuantas personas quizá el de Bunge, que tiene instalaciones aquí en Portugalete. Los tres nombres, no obstante, deberían figurar en letreros en mayúsculas puestos delante de nuestras narices cada vez que nos sentamos a la mesa a comer, ya que pertenecen a tres empresas transnacionales que controlan en gran medida con qué podemos o no podemos alimentarnos. Podríamos seguir con el alfabeto, pero con la A, la B y la C tenemos suficientes letras para hacernos una idea de cómo el sector empresarial maneja a su antojo, o sea, para su lucro, la alimentación mundial.
Archer Daniel Midlands (ADM), Bunge y Cargill son tres empresas afincadas en los Estados Unidos que forman una oligarquía del comercio y procesamiento de diversas materias primas agrarias, desde cereales, a cacao, algodón e incluso ganado. Cargill por sí sola controla el 45% del comercio mundial de cereal. Bunge es la mayor exportadora mundial de habas de soja. ADM es la mayor empresa de procesamiento de habas de soja, maíz, trigo y cacao. Juntas, estas tres empresas financian el 60% de la producción de soja en Brasil. Es tal el poderío de estas empresas que incluso se jactan de ello. Así, la propaganda de Cargill indica que es «la harina de tu pan, la sal en tus patatas fritas, el pollo de tu almuerzo y el algodón de tu ropa».
Las subidas exorbitantes de los precios de los alimentos básicos, la especulación con los cereales y el hambre, los motines y las angustias resultantes, todo esto nos suena. Pero ¿qué tal tener en cuenta, a su vez, los siguientes datos? Cargill anunció en abril de este año que sus ganancias subieron un 86% en el tercer trimestre de 2007, hasta 1.03 billones de dólares estadounidenses (cuantía de pasta que ni puedo imaginar). En el último trimestre de 2007 las ganancias de Bunge habían subido un 77% en comparación con el año anterior. Las ganancias de ADM subieron un 65%. O sea, más o menos cuando había revueltas en el Sur por los precios y la escasez de alimentos, y cuando aquí empezaba a apretarse un poco el tema de la compra de los mismos, las empresas agro-alimentarias se estaban forrando.
Numerosos gobiernos siguen dándoles rienda suelta a estas grandes empresas. ¿Es que no son capaces o no quieren escuchar los llamamientos de numerosos sectores de numerosos pueblos? O escuchan y simplemente se muestran o bien sin voluntad o bien sin potestad para actuar. ¡Si al menos lo admitiesen! Ya que el abecedario alimentario lo controlan cada vez más estas particulares letras A, B y C ¿harán -haremos- algo a favor del abecedario alimentario de nuestros corazones? ¿Un abecedario alimentario social?