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CRÓNICA Reacciones de Bosnios y Serbios

Las víctimas, entre la alegría y el dolor por la pérdida de sus familiares

La población musulmana de Bosnia acogió con alegría la noticia, que no tardó en llegar a oídos de todos. Pero, más allá de la satisfacción del momento, las víctimas afirman con amargura que nada les podrá devolver a sus seres queridos. En sólo un día, el 11 de julio de 1995, más de 8.000 varones murieron en Srebrenica.

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La noticia del arresto de Karadzic corrió como la pólvora en Sarajevo. Miles de bosnios musulmanes dejaron lo que estaban haciendo en ese momento para salir a la calle y festejar de manera espontánea lo que acababan de oír por boca del presidente serbio, Boris Tadic. En cuestión de minutos, la capital bosnia se convirtió en un hervidero de gentes, que inmediatamente salieron de los cafés y restaurantes cantando y aplaudiendo. Las bocinas de los coches tampoco dejaban de sonar.

Jóvenes y mayores proclamaban ayer a gritos la detención de Karadzic. «¡Soy tan feliz! Desde hace mucho esperaba este momento», exclamó Tadzo, taxista en Sarajevo. En su coche lucía una bandera bosnia.

«Lo vamos a celebrar a un bar. Hoy -por el lunes- vamos a ir de fiesta toda la noche», resaltó Almir Tufo, estudiante de medicina. «Ahora, le toca el turno a Ratko Mladic», añadió.

«Esto es lo mejor que jamás ha podido ocurrir. Ves a la gente celebrando en cualquier sitio. En cuanto me he enterado, he despertado a toda la familia», manifestó Fadil Bico, residente en Sarajevo, duramente bombardeado y sitiado por las fuerzas serbias de Bosnia durante la guerra. En los tres años y medio que duró el asedio murieron más de 13.000 personas, entre ellas, un millar de menores.

Sobre Karadzic recae también la muerte de más de 8.000 musulmanes en Srebrenica en 1995, pese a que era un enclave «protegido» por la ONU. Se trata de la mayor matanza cometida en Europa desde el fin de la II Guerra Mundial. El pasado día 11, se cumplió un nuevo aniversario, el decimotercero.

En la ceremonia celebrada en el centro memorial de Potocari ante la presencia de más de 30.000 personas, el jefe de la comunidad musulmana de Bosnia, Mustafa Ceric, pidió a Bruselas que declare el 11 de julio «día de luto» en Europa.

Entre lágrimas, enterraron los restos de 308 víctimas de Srebrenica, de edades comprendidas entre los 15 y 84 años. Inaugurado en 2003, cerca de 3.200 musulmanes están enterrados en este memorial. Sus cuerpos fueros exhumados de decenas de fosas comunes que, aún hoy, siguen apareciendo en Bosnia.

«Símbolo del mal»

En cuanto a esta detención, Ceric afirmó que «es la prueba de que todos van a ser responsables de lo que hicieron. Hoy, la verdad, la paz y la reconciliación han vencido en Bosnia».

«Por fin se ha hecho justicia y, ahora, este criminal deberá afrontar lo que hizo», subrayó Kada Hotic, al frente de la asociación Madres de Srebrenica, que agrupa a mujeres que perdieron a sus hijos y esposos. «Su detención demuestra que un criminal no puede ocultarse para siempre», añadió esta mujer que perdió a su marido.

No obstante, desde esta asociación dejaron claro que «sólo se hará justicia cuando Ratko Mladic esté en el mismo lugar que Karadzic», en prisión y camino al Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia.

Mientras, Munira Subasic, de una asociación de viudas de Srebrenica, espera que aquellos que «hasta ahora han guardado silencio por temor a Karadzic empiecen a revelar las localizaciones de las fosas comunes y nos permitan conocer la verdad sobre nuestros seres queridos».

«Para nosotros, Karadzic es el símbolo del mal», resaltó con una mezcla de alegría y amargura Asim Ahmetovic tras enterarse de la noticia.

«Me alegro, pero nada podrá curar mis heridas», manifestó. En aquel fatídico 11 julio de 1995, Ahmetovic perdió a 40 miembros de su familia, y él sobrevivió de milagro. Herido de bala, huyó durante trece días por bosques y montañas.

«Estoy contento porque terminará ante el Tribunal. Pero, con todo, los jueces nunca podrán dictaminar una sentencia lo suficientemente severa como para castigar los crímenes cometidos por este monstruo», consideró Omer Spahic, propietario de un restaurante. En 1999 regresó a vivir a esta tan castigada ciudad del este de Bosnia. Su alcalde, el musulmán Abdurahman Malkic dijo no ver ninguna razón para celebrar esta captura. «Es una buena noticia, una pequeña satisfacción, pero no motivo de alegría, porque nada podrá devolvernos a nuestros familiares», subrayó.

Silencio en su pueblo natal

En el otro lado de la moneda, simpatizantes de Karadzic expresaron su malestar. En su pueblo natal de Petnica, situado al norte de Montenegro, sobre la montaña de Treskavica y de muy difícil acceso, los habitantes eran extremadamente cautos a la hora de valorar la detención. «Radovan debía haberse suicidado antes de caer en manos de tribunales internacionales, pero no pudo hacerlo y los nuestros -los serbios- lo traicionaron», declaró Dusa, prima de Karadzic, una de las pocas personas en romper el silencio. Su marido mostraba las fotos del ex presidente serbio así como el extenso árbol genealógico.

Al igual que Karadzic, muchos vecinos de Petnica abandonaron el pueblo en busca de una vida mejor. Él lo hizo en plena adolescencia, primero para estudiar en Montenegro y luego en Sarajevo. Desde que la madre de Karadzic murió en 2005 a los 83 años víctima de cáncer, la familia rara vez ha vuelto a esta pequeña localidad. Ayer, en sus calles se vivía una especie de «luto nacional». Un hombre, que no quiso identificarse, señaló que nadie quería hablar. Se limitó a decir que «es doloroso e, incluso, peligroso hablar de este tema». «Quienes lo apoyan pensaban que nunca sería detenido y, quienes lo califican de criminal, creen que su detención es oportunista y no quieren involucrarse», explicó.

Su hija, Sonja Karadzic Jovicevic, tampoco quiso hacer declaraciones. «No tengo nada que decir», indicó desde Pale, a las afueras de Sarajevo y cuartel general de los serbios de Bosnia en tiempos de guerra.

La «venganza» de Mladic

En el centro de Belgrado, mientras, efectivos policiales dispersaron a un centenar de manifestantes, pertenecientes en su mayoría a la organización de extrema derecha Obraz. Entre ellos se encontraba el hermano de Karadzic, Luka.

Tras su captura, los ojos están puestos en el fugado Ratko Mladic. En una de sus intervenciones, instó a «regalar la Srebrenica serbia al pueblo serbio. Ha llegado el momento de vengarnos de los turcos -nombre que se usaba en tono despectivo para llamar a los musulmanes bosnios-». Muchos aseguraron que hasta octubre de 2000, paseaba con normalidad por Serbia, donde fue visto como si nada en restaurantes, partidos de fútbol y otros lugares públicos.

EEUU y BRUSELAS

EEUU y la UE se mostraron prudentes a la hora de valorar las posibles consecuencias que esta detención tendrá en el desbloqueo del acuerdo de aproximación de Serbia a la UE. Su arresto era una de las condiciones impuestas por Bruselas para la adhesión.

carla del ponte

La ex fiscal del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, Carla del Ponte, no hará ninguna valoración sobre la detención de Karadzic por su «deber de reserva» al tratarse de una diplomática. Actualmente, es embajadora de Suiza en Buenos Aires.

rusia pide imparcialidad

El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso pidió un proceso «imparcial». Subrayó que el arresto de Karadzic es «un asunto estrictamente interno», y que se produce «en cumplimiento de las obligaciones de Serbia con el Tribunal de La Haya».

La UE no parece dispuesta a desbloquear el Acuerdo de Asociación

Aunque la Unión Europea celebró al unísono la detención de Radovan Karadzic, los 27 no parecen estar dispuestos a acelerar el proceso de adhesión de Serbia. «Hace 13 años que esperábamos esta detención», subrayó el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner. «Esperamos más, no nos podemos conformar con un único arresto», resaltó.

Países como Bélgica, Suecia, Finlandia y los Países Bajos se muestran reacios a ratificar la primera parte del Acuerdo de Asociación y Estabilización que Bruselas firmó con Belgrado en abril. Su aplicación está «congelada» en espera de la «plena cooperación» de Serbia con La Haya.

En opinión del ministro de Exteriores sueco Carl Bild, personaje clave en los conflictos balcánicos, «es un paso, pero no es, necesariamente, el decisivo». Para su homólogo finlandés, Alexander Stubb, queda «mucho» por hacer.

Lo único que cabe esperar es un empujón al Ejecutivo de Boris Tadic para tratar de fortalecer al presidente serbio en un momento delicado para él, puesto que la decisión política de detener a Karadzic y entregarlo a La Haya le creará muchos problemas internos.

En nombre de la ONU, su secretario general, Ban Ki-moon, calificó de «histórica» la detención. Nada dijo del nefasto papel que jugó la ONU cuando fue incapaz de garantizar la vida de las personas asediadas en los enclaves que el propio Consejo de Seguridad declaró como «zonas de seguridad». Srebrenica, Zepa, Bihac o Gorazde, junto a Sarajevo, son sólo algunos de los ejemplos más sangrantes.

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