En una reciente cumbre latinoamericana, el presidente boliviano, Evo Morales, a colación de la directiva europea sobre inmigración, expuso lo siguiente: «Cuando llegaron los conquistadores a América, dijeron que los indios no tenían alma». Y yo me pregunto ahora: ¿Dónde está el alma europea? No podemos olvidar que Europa, con sus limitaciones y errores, en su historia reciente, ha sido referente en derechos humanos y sociales.

En un contexto de retroceso democrático, se suscribe la reciente directiva europea de retorno para inmigrantes, o más popularmente llamada «directiva de la vergüenza». Directiva aprobada en el Parlamento Europeo con los votos de los conservadores y liberales, y con el incomprensible apoyo de un sector del grupo socialista europeo, entre ellos, de los socialistas españoles, y con el beneplácito de Rodríguez Zapatero.

No podemos olvidar que en la directiva anteriormente señalada se indica la posibilidad de detención de hasta 18 meses a los inmigrantes sin papeles, de su retorno a sus países de origen, y permite la deportación de menores no acompañados. En definitiva, se priva a unos ciudadanos de sus derechos y se les trata como a meros delincuentes. Es totalmente injusto, dada la aportación de los inmigrantes al desarrollo económico, social y positivamente demográfico, en los países de la Unión Europea.

Aprobada «la directiva de la vergüenza», la de las 65 horas, y otros recortes sociales y democráticos, yo me pregunto, como lo hace Evo Morales: ¿Dónde está el alma europea? ¿Dónde nos quieren llevar los máximos mandatarios del viejo continente?