Maite SOROA
Agua fría para Mariano Rajoy
A la reunión entre Zapatero y Rajoy le ha seguido una cerrada ovación por parte de los medios afines a ambos políticos por haber alcanzado acuerdos en dos temas que consideran prioritarios: la renovación del Poder Judicial y la lucha contra ETA.
Pero, como casi siempre, hay una excepción, en este caso de la derecha más extrema. El editorialista de «Libertad Digital» venía a decir que lo del Poder Judicial es una puñalada trapera para Rajoy y que «una vez más, cabe lamentar la oportunidad perdida durante la segunda legislatura de Aznar, cuando el PP, a pesar de contar con mayoría absoluta en el Legislativo, renunció a cumplir su programa electoral y optó por el consenso con el PSOE». Claro, así todos serían del PP. ¡Mira qué cuco el tío!
Tampoco estaba satisfecho con el acuerdo anti-ETA porque «en este punto, Rajoy ha manifestado su apoyo total al Gobierno siempre que no negocie con ETA, que es precisamente lo que Rodríguez Zapatero estuvo haciendo entre 2002 y 2007. No entendemos el súbito cambio de postura del presidente del PP, quien por otra parte carece de motivos para otorgar al PSOE carta blanca en un tema en el que la política del Gobierno ha estado marcada por la impostura y la mentira. (...) No parece que las falsedades del Gobierno hayan pesado en el ánimo de Rajoy, cuya aparente ingenuidad, rayana en la irresponsabilidad, resulta altamente preocupante». O sea, que es un pardillo.
El tono catastrofista sube en la recta final del editorial, cuando, en referencia a Rajoy, proclama: «que a pesar del desdén demostrado por Zapatero a sus sugerencias económicas se muestre contento y satisfecho se nos antoja sorprendente e incoherente. En definitiva, Rodríguez Zapatero, al atraerse al PP a su terreno en justicia y terrorismo, se ha salido con la suya. Por su parte, Rajoy ha cosechado una sonrisa presidencial y algún parabién en los medios progubernamentales. Escasa recolecta para lo mucho que está en juego, nada menos que el futuro de la democracia española, las libertades de todos y la solvencia de millones de familias, asuntos que ningún líder de la oposición responsable debería canjear por una migaja de talante». A eso se le llama un jarro de agua fría.