Estamos acostumbrados a que los que se inventan leyes sean los primeros en incumplirlas o interpretarlas según el interés del momento. De eso sabemos mucho en Urdaibai, donde se estudian cuántas cigüeñas, jabalíes o corzos ha de haber por metro cuadrado, pero se construyen chales ilegales, se plantan pinos o eucaliptos, se realizan vertidos de aceite, se contamina con metales pesados y vemos la desaparición de los últimos encinares cantábricos.

En Urdaibai, la zona está llena de segundas residencias, las empresas se van a mejores zonas, porque aquí hasta el sector primario, básico sustento de nuestra comarca, desaparece ante la pasividad de nuestros dignos mandatarios. Y ahora nos quieren ver sólo en servicios, bailando el arin-arin o las sevillanas cuando toque, para agradar a los miles de turistas que piensan atraer a la zona, con el famoso Guggenheim. Espero que mejorando servicios de los que hasta el momento muchos habitantes de la zona carecemos, porque, señor diputado, los trasportes públicos están lejos de colmar nuestras demandas más elementales, o hay pueblos prácticamente incomunicados. Así, por ejemplo, el puerto comercial de Bermeo carece de ese servicio de tren inicial que facilitaría su descarga.

No sé si saben, carecemos de depuradora y los vertidos contaminantes se echan al mar o a la ría directamente, haciendo así que la zona tenga un nivel de contaminación impropio de una zona que se dice protegida.

Omito los destrozos a yacimientos arqueológicos, la falta de servicios sanitarios y otras muchas carencias que sufrimos, para que ahora sin nuestra participación y obviando nuestras demandas mas básicas, nos impongan una decisión, ¿es este el concepto de respeto a la voluntad popular?

En Urdaibai hace falta una participación ciudadana prioritaria ante decisiones de este calado, sobre el desarrollo económico y social, sobre nuestra cultura, en definitiva, sobre nuestro futuro, ése que ya ustedes han decidido de servicios.

Habéis vaciado nuestros puertos y caseríos a favor del turismo elitista que no está arraigado, ni respeta nuestras especificidades y que funciona con criterios especulativos y económicos.

¿Cuáles son los beneficios globales de una construcción que funcionará como algo similar al museo actual en Bilbo? Con ese dinero, y aunque sea menos efectista, se podrían impulsar numerosos proyectos culturales en pueblos del entorno, dar a conocer nuestra cultura, los yacimientos arqueológicos, conocer el entorno natural e invertir en la recuperación del dañado o crear trabajo real y con condiciones laborales óptimas, etc. Porque el mero desplazamiento de miles de personas a esta zona y con los medios de transporte actuales pueden afectar duramente a nuestro entorno habitual, no olvide, donde vivimos hasta hora miles de personas. Y les recuerdo que estos macroproyectos en zonas con una densidad de población mas o menos pequeña tienen un efecto desculturizador.

En definitiva, apenas comenzábamos a ver enemigos en las medusas que aparecen en la costa y ya nos amenazan con un proyecto impuesto. Curiosa democracia participativa.