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«El público verá que jazz no sólo se escucha, también se puede bailar»

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Lucía LACARRA

PRIMERA BAILARINA DEL BALLET DE LA ÓPERA DE MUNICH

La bailarina de Zumaia es una de las principales figuras del ballet clásico actual. Tras una relevante trayectoria artística, figura a sus 30 años como primera bailarina del Ballet de la Ópera de Munich y ha obtenido ya galardones importantes como el Premio Nacional de Danza 2005. Mañana interpretará en Donostia, con el Asami Maki Ballet Tokio, una coreografía de Rolan Petit sobre música del Duke Ellington.

Itziar AMESTOY

Su interés por innovar y sorprender ya quedó patente cuando Lucía Lacarra participó en el Festival de Segovia con «Pink Floyd Ballet», creado también por Roland Petit, coreógrafo que la ha convertido en su musa. Mañana tiene una cita especial en la jornada denominada Gaubira del Jazzaldia donostiarra donde, junto al Asami Maki Ballet Tokio, mostrará cómo se baila el jazz. Tras su actuación en el Kursaal, repetirá el espectáculo el lunes en el Baluarte, en Iruñea.

Ballet de Roland Petit, música del gran Ellington, el Asami Maki Ballet Tokyo. ¿Cómo presentaría el espectáculo?

Es un ballet que, como su nombre bien indica, está coreografiado sobre la música de Duke Ellington. Roland Petit hizo el ballet y para ello, se inspiró en la obra del compositor, pero dentro de ella específicamente de una recopilación que el propio artista eligió. Son catorce piezas diferentes basadas en la inspiración musical de las melodías del Duke.

¿Qué es lo que más destacaría dentro de todas las aportaciones que confluirán en el escenario?

Lo más significativo, la originalidad viene por el hecho de que es la primera vez que se coreografía sobre jazz para hacer un espectáculo de danza no clásico. Por eso, se puede decir que lo importante es el efecto sorpresa. La gente no sabe qué esperarse. En mi opinión, es un espectáculo con mucha fluidez, con mucho ritmo. Hay partes dentro del mismo de estilos muy diferentes, pero se consigue una fusión. Y, aunque sean quince piezas sin conexión, es un espectáculo muy fluido.

¿Ha supuesto alguna dificultad ponerse a bailar jazz?

La verdad es que nosotros nos adaptamos a la coreografía. Ésta, por su parte, ha sido inspirada con esta música, la adaptación viene en ese momento. Nosotros conocemos el estilo de Roland Petit y sabemos que al final se adapta genial. Hace un par de años la gente no sabía o no se imaginaba cómo podía adaptarse la danza a Pink Floyd. Ahora ocurre lo mismo con el jazz. Una vez que se está viendo el espectáculo la verdad es que no te das cuenta de que estamos mezclando jazz con danza, una cosa congenia con la otra.

¿Qué aporta una actuación como la de mañana al Jazzaldia?

Se trata de la primera vez que se hace une espectáculo de danza dentro del Jazzaldia. Por eso, creo que aporta algo diferente, un toque de color, algo inesperado. El público podrá tener la idea de que el jazz no sólo se puede escuchar, sino que también se puede bailar, se puede interpretar. Creo que el público que disfrute del jazz va a poder disfrutar también de nuestro baile. El compositor de la música, Duke Ellington, es un genio del jazz. A los que les apasione este estilo de música van a disfrutar mucho.

Como bailarina vasca, ¿hace especial ilusión poder actuar cerca de casa, en su país?

Por supuesto. Ir a casa a bailar siempre es algo muy especial. Ahí tengo mis amigos, mi familia, mi gente. Estar de vuelta a casa es algo incomparable.

Sin embargo, no suelen darse muchas oportunidades de actuar en Euskal Herria.

La verdad es que no. Esta temporada, en cambio, he tenido suerte porque estuve en noviembre del año pasado en el Victoria Eugenia y ahora, la de mañana. Para mí, es todo un lujo, es algo muy importante

¿Qué diagnóstico se puede hacer del hecho de que grandes bailarines vascos no tengan la posibilidad de bailar en casa?

Que no hay una compañía, simple y claro. Si hubiera varias compañías, quedarse aquí sería una opción. Pero hay que pensar que no todo bailarín de un determinado país tiene que trabajar en ese sitio. Por poner un ejemplo, ahora estoy en el Ballet de la Ópera de Munich, donde, de 75 bailarines, sólo hay un alemán. Lo ideal en todo país sería tener la opción de quedarte en casa o irte al extranjero. En nuestro caso, no existe esa opción.

Actualmente, ¿cómo se encuentra como primera bailarina del Ballet de la Ópera de Munich?

Estoy como en casa; es la primera vez que me encuentro en una compañía como en mi propia casa. He encontrado una base en la que soy muy feliz. Tengo muy buena relación con mi director, que me da la libertad de poder salir a actuar con otras compañías. Esto, el hecho de sentirme libre, de da sensación de confort y a la vez que da la sensación de tener ganas de volver a casa.

Profesionalmente, ¿en qué momento se encuentra su carrera?

Me encuentro en un momento maravilloso. Aún y todo, siempre he disfrutado, en cada momento, de mi carrera. El momento en el que no he sido feliz al cien por cien he preferido irme a otro sitio; por eso figuran varias compañías y experiencias a lo largo de mi carrera. Nunca he querido estar trabando sin estar segura de lo que estaba haciendo. Así, de esta forma, puedo mirar atrás y saber que en cada momento me he sentido bien, motivada, con ganas de trabajar. En este momento es lo mismo, me siento muy realizada y estoy muy feliz.

Por lo tanto, vienen unos cuantos años más en Munich...

Como estoy muy feliz, no tengo ningún plan de dejar la compañía. Pero como siempre he dicho: nunca he hecho planes a largo plazo y las cosas vendrán como tienen que venir.

COMO EN CASA

«En Munich, es la primera vez que me encuentro con mi compañía como en mi casa. Mi director me da la libertad de poder salir a actuar con otras compañías»

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«Siempre he disfrutado de mi carrera. Cuando no he sido feliz he preferido irme a otro sitio. No he querido trabajar sin estar segura lo que estaba haciendo»

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