La documentalista Amy Berg ha hecho un trabajo serio de investigación que evita caer en el amarillismo, al que suelen ser muy dados todos los casos relacionados con la pederastia, como es que trata su trabajo. «Líbranos del mal» pone en jaque a la Iglesia Católica, siempre dispuesta a tapar los casos de abusos sexuales que se dan en su seno. Sabido es que la mayoría de las denuncias que surgieron contra sacerdotes católicos en los Estados Unidos, al menos las conocidas a través de la prensa internacional, fueron acalladas por las autoridades eclesiásticas del país mediante cuantiosos arreglos económicos.

El plato fuerte del este documental sobre el padre O'Grady, el religioso norteamericano que mayor cantidad de violaciones a menores acumula, es la entrevista con el pedófilo en cuestión, que se muestra frío a la hora de relatar con todo detalle sus delitos, como si de un pecador en el confesionario se tratara. Otra tanto sucede con sus superiores, los cuales no pueden negar el hecho de haber ocultado a la feligresía las perversiones de este hombre, convirtiéndose de forma directa e indisbutible en sus cómplices. Lo hicieron durante veinte largos años, sin que los constantes traslados de una parroquia a otra detuvieran sus agresiones sexuales.