Raimundo Fitero
El agua
La otra noche, a eso de las cinco de la madrugada, en TVE y dentro de sus servicios informativos que puede ver cualquiera que tenga insomnio, o cumpleaños, descubrí que existe una sección dedicada a la Expo de Zaragoza, esa cosa que tiene al agua como inspiración y que da la impresión de que es uno de los desastres ecológicos y culturales más grandes de los últimos tiempos. Se gasta demasiada agua para denunciar el gasto de agua. Y se gasta mucho dinero para no hacer nada más que las atracciones típicas de un parque temático.
Lo que quisiera señalar son las servidumbres de los contratos-programas, dicho en términos políticamente adecuados, porque se puede pensar, así mismo, que se trata de cumplir con unos soportes de promoción que tiene la televisión pública aunque no le haga ninguna gracia a casi nadie esa obligación y por eso lo ponen de tapadillo. Lo presenciado a esas horas era un repaso de algunas actividades, turísticas y de promoción turística, con músicas y bailes folclóricos para atraer a los turistas. Lo mostrado era bastante limitado en términos de valor artístico. Es más, durante un tiempo se ilustraba la locución de la presentadora con la actuación de un cantante vasco, y que nunca dijeron quién era. Lo que sí tuvo que hacer muchas virguerías fue el realizador para ofrecer imágenes a base de planos del escenario, porque en un momento de despiste, o quizás de sinceridad periodística, cuando abrió el plano se demostró que estaba actuando ante una docena de despistados, y que, me imagino, entraron atraídos por las cámaras, o invitados por la productora.
En este asunto hay que exonerar de toda responsabilidad al equipo televisivo. Hacen más de lo que les proporciona el evento, que es algo de muy bajo nivel.
Estas imágenes, esta desidia, esta reiteración de naderías pasados por agua es una constante. Cuentan los que han estado actuando allí que es un desbarajuste, que nadie acude a los pabellones y mucho menos a los teatros o salas, que todos buscan la sombra, los helados y las gorritas de regalo. La maldición del agua llegó protestando a la Expo muy cabreada por el maltrato que le están dando al Ebro.