Bobby Mcferrin y el Orfeón donostiarra, en la zurriola
Bobby McFerrin hizo pasar un rato agradable al Orfeón Donostiarra
Tras la espantada final de Lou Reed -después de confirmaciones, cancelaciones o cambio de fechas-, la organización del Jazzaldia anunció la actuación de Bobby McFerrin en la playa de la Zurriola, acompañado del Orfeón Donostiarra. Interesante propuesta para fundir las voces locales del centenario orfeón con la calidez vocal del artista neoyorquino, acostumbrado a improvisar a capella. Un acontecimiento masivo, como corresponde a un experimento singular.
A. BILBAO | DONOSTIA
Tras el deleite producido entre los asistentes, anteayer, por el carismático Paolo Conte y su pequeña orquesta, compuesta por ocho divertidos multi instrumentistas; y antes de que Maceo Parker volviera a soplar su saxofón en el Jazzaldia, esta vez en un Victoria Eugenia vacío de butacas y en compañía de la big band The WDR de Colonia, la desilusión se adueñó del numeroso público asistente a los conciertos gratuitos de la Zurriola cuando una imprevisible e inoportuna galerna, tras desprender un elemento del escenario de la playa, obligó a suspender los directos del veterano saxofonista Frank Wess, quien repetía tras su actuación del día anterior y de Pink Martini, que debían presentarse en el Escenario Verde media hora después de medianoche. La tercera actuación suspendida, la del singular guitarrista Marc Ribot, no por repetida -actuó la noche anterior- fue menos lamentada, y originó algún que otro cabreo entre sus seguidores más acérrimos. Una verdadera pena, pero el tiempo es así de caprichoso y el espléndido día soleado, el más caluroso del año en Gipuzkoa, dio paso al anochecer a una pequeña tormenta que apagó la fogata musical apenas iniciada, antes de que se convirtiera en incendio sonoro.
Quizás por ello, se esperaba con más ilusión aún el experimento que anoche llevaron a cabo el simpático Bobby McFerrin y el Orfeón Donostiarra, experimento singular que, como todos los que suceden puntualmente y reunen a músicos de distinta procedencia, creó expectación desde la mañana, en la que Bobby McFerrin explicó el proyecto en rueda de prensa.
«Don´t worry, be happy»
Viendo la tranquilidad y la simpatía con la que McFerrin atiende a los periodistas, parece que el vocalista trata de llevar a cabo, en su día a día, la máxima que él mismo popularizó mundialmente al cantar en la película de 1988 «Coctail», protagonizada por Tom Cruise, el tema «Don´t Worry, Be Happy». Cuestionado sobre si no estaba ya harto de tener que cantar el tema en cuestión, el artista neoyorquino dijo no haberla cantado «más que una sola vez» tal y como está registrada en el disco, pues tiende a improvisar y procura cantarla diferente cada vez.
Acostumbrado a cantar a capella, McFerrin es bien conocido por su capacidad de improvisación. El afroamericano ensayó ayer con el orfeón, aunque como él mismo reconoció, «no más de veinte minutos», los suficientes para conocerse unos a otros, pues «no había mucho que ensayar al tratarse de un proyecto de improvisación». No pudo, por lo tanto, calibrar o definir la calidad del Orfeón Donostiarra, como algún periodista de la ciudad tanteó.
Con tranquilidad, dijo no tener nunca nada previsto y que en el concierto, tras los primeros temas de tanteo, podría haber «algo de jazz, algo de clásica, sonidos africanos...». Como proyectos futuros, a McFerrin le gustaría «editar un libro de poesía», porque acostumbra a cantar dando importancia a la sonoridad, y con la poesía podría conseguir enfocar la atención en el mensaje. También mostró su preocupación por que la juventud olvide «la necesidad espiritual de la música», y la consideró muy importante para «el crecimiento espiritual e incluso para la curación».
La Zurriola, abarrotada
El concierto se inició con 20 minutos de retraso sobre el horario previsto, con el público, muchísimo público, sentado ya tiempo antes sobre la arena y ocupando sitio en la pasarela.
Temperatura agradable, media de edad quizá un poco por arriba de otras sesiones por aquello de que cantaba el Orfeón y público interesado por una propuesta muy experimental, lo que se tradujo, inicialmente al menos, en un intenso respeto y silencio, mientras que se pudo comprobar cómo se divertían los integrantes del Orfeón Donostiarra en un ejercicio de improvisación de excelente nivel que se prolongó por una hora.
Conocido por tener un rango vocal de cuatro octavas y por su habilidad y capacidad para crear efectos de sonido, el calificado por algunos como «acróbata de la voz», Bobby McFerrin, nacido en 1950 en Nueva York, es un fenómeno inclasificable y un comunicador nato, capaz de mantener la atención y divertir al público con sus exquisitas actuaciones a capella. Hijo de músicos e influenciado por el jazz, ha acompañado a renombrados pianistas como Chick Corea y Herbie Hancock -ambos premio Donostia Jazzaldia-, además de trabajar en infinidad de proyectos, entre ellos con la Saint Paul Chamber Orechestra. Cabe subrayar la entrega del prestigioso Orfeón Donostiarra, estimado patrimonio y embajador de la ciudad. Sin duda una noche mágica para deleite de una ciudad que ayer, sin más preocupaciones, no hechó en falta al genial y huraño rockero Lou Reed.
En la rueda de prensa que ofreció ayer a la mañana, Bobby McFerrin reconoció no haber ensayado más que durante 20 minutos con el orfeón, a lo que no dió importancia pues la intención del artista era improvisar.
1994an lehen aldiz banatu zituztenetik Donostia Jazzaldia sariek jazz munduko artistarik esanguratsuenak nabarmendu ohi ditu urtero -iaz esaterako, Wayne Shorterrek jaso zuen- eta aurten, eskarmentu handiko Ahmad Jamal piano-jotzaile sonatuari heldu zaio txanda. Miles Davisek goraipatutako musikari cool-ak zuzenekoa eskainiko du ondoren Kursaaleko areto txikian, 18.30ean. Sarrerak agortuta daude. Piano-jotzaile arrakastatsuekin jarraituz, eta Kursaaleko areto nagusian, Return to Forever taldearen itzulera izango dugu; duela hiru hamarkada, elkarrekin fusio jazza landu ostean bakarka ere arrakasta lortu duten musikariek osatzen dute taldea. Bertan izango dira Chick Corea -1988ko Donostia Jazzaldia sariduna berau-, Stanley Clarke, Al Di Meola eta Lenny White. Honetarako ere, lagunok, ez da sarrerarik geratzen saltzeke. Kursaal aretoko zuzenekoekin amaitzeko, Anthony Braxton inprobisatzailearen zazpikoteak beteko du kubo txikiko gaua 22.30etik aurrera. Victoria Eugenia antzokian, bestalde, bertsoarentzat bidezidor berri bat zabaltzen saiatuko dira, egitasmo berritzaile eta ausart baten bitartez. Bertsoa & Jazza izenak dioen legez, bertsolariak eta jazz musikariak elkarlan aberasgarrian arituko dira. Bertsolarien artean, Andoni Egaña, Maialen Lujanbio, Jon Maia eta Amets Arzallusek parte hartuko dute eta musikarien artean, berriz, Bixente Martinez (gitarra), Julen Izarra (saxofoia), Asier Ituarte (tronboia), Jon Piris (kontrabaxua) eta Hasier Oleaga (bateria) arituko dira. Musika zuzendaritza Bixente Martinezen esku dago eta gai-jartzaile lanak Unai Elisazuk beteko ditu. Ikusteko dago zein zapore hartzen duen proposamen bitxi honek. Ikuskizuna 22.00etan hasiko da; atzo 70 bat sarrera baino ez ziren salgai geratzen. Doako agertokietako eskaintza ere ez da nolanahikoa eta giro aparta sortuko da bertan, asteburuetan mukuru bete ohi dira-eta. Frigo gunean David Linx abeslariaren eta Diederik Wissels piano-jotzailearen laukoteak eta Stefano Di Battistaren Trouble Shootin izango dira entzungai. Heineken karpan, Musica Nuda italiarrak eta Kate McGarry abeslaria. Eta hondartzan, jaialdiko pop tartea, ziur asko oso jendetsuak izango diren Benjamin Biolay eta The Mungolian Jet Set elkartearen elektro jazza. Kolonbiatik etorritako Puerto Candelariak saioa errepikatuko du, honakoan Arrasaten, eta gauerdiro legez, eskaintza berezia Altxerrin -Marcia Maria-, Be Bop-en -Jamix eta Chema Ama-, bai eta Victoria Eugeniako Klubean -Daniel Haaksman eta MC Gringo- ere. A. B.