El PNV y sus máximos representantes en el Gobierno de Lakua han decidido que José Luis Rodríguez Zapatero encarne la negativa a que la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa pueda pronunciarse en la consulta convocada por el Parlamento de Gasteiz para el próximo 25 de octubre. Como decía recientemente un alto dirigente jeltzale, se trata de «poner nombre y apellidos» a quien impide la consulta y extender esta idea entre la opinión pública.

Esta personificación puede encontrarse desde la primera línea de la primera reacción que encabezó el lehendakari nada más conocer la impugnación por parte de la Abogacía del Estado. El acuerdo del Consejo de Gobierno de Lakua comienza diciendo: «El presidente del Gobierno español, señor Rodríguez Zapatero, ha firmado y ejecutado su amenaza».

Después, a lo largo del texto, se acusaba directamente a Rodríguez Zapatero de «actitud prepotente y arbitraria» y se llamaba la atención sobre que «resulta muy poco explicable desde los principios democráticos que la sola voluntad del Sr. Rodríguez Zapatero suspenda la voluntad mayoritaria del Parlamento vasco y, por lo tanto, del pueblo vasco».

Tres días más tarde, cuando el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso y suspendió la ley, Lehendakaritza volvió a hacer pública una nota cuyo objetivo noticioso era anunciar que el Ejecutivo de Lakua se personará en la causa y presentará alegaciones, pero cuyo titular destacado de origen era que, a pesar de la decisión judicial, «Rodríguez Zapatero es el único responsable de que la Ley de Consulta aprobada por el Parlamento esté hoy en suspenso».

Por último, el pasado martes, Miren Azkarate volvía a hacer pública una declaración del Ejecutivo autonómico para sentenciar que «el señor Zapatero ha desvelado por fin sus intenciones: su principal y gran objetivo es acabar con Ibarretxe como lehendakari».

También el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, ha aprovechado su reciente visita a EEUU para centralizar en Zapatero sus críticas por la suspensión de la consulta, señalando además que «no tiene una política de Estado para Euskadi».

Como decía el importante miembro del EBB, se está poniendo «nombre y apellidos» al que se quiere presentar como quien se enfrenta a Euskal Herria.