Kathy MARK «La Jornada»

Hay unos 250 fumadores en Niue, un arrecife coralino asentado sobre el cráter de un volcán cuyo Producto Interior Bruto (PIB) anual per cápita es de alrededor de 6.000 dólares. Funcionarios locales señalan que el costo de tratar enfermedades relacionadas con el tabaquismo supone una pesada carga sobre el presupuesto de salud.

Sitaleki Finau, director de Salud de Niue, respalda una iniciativa de ley que prohíbe fumar y vender tabaco en áreas tanto públicas como privadas, incluidos los domicilios particulares. El proyecto se ha presentado al Parlamento, pero el Gobierno aún no lo avala. El doctor Finau manifestó que espera una fuerte oposición de la industria del tabaco y de otros intereses comerciales, pero instó a los parlamentarios a ser valientes y votar a favor de la propuesta.

«Los países pequeños pueden darse el lujo de tener grandes miras -declaró-. Si un país pequeño puede hacerlo, los grandes empezarán a pensar. Imaginen lo que eso significa». El Gobierno perdería ingresos por el impuesto al tabaco, pero las arcas públicas quedarían más que compensadas por el ahorro en el gasto de salud, añadió.

Como muchos países, Niue -cuyo nombre significa «He aquí el coco»- ha prohibido fumar en oficinas de Gobierno y edificios públicos. Sin embargo, declarar ilegal el tabaco y su prohibición total sería una medida radical, sobre todo en una isla tan relajada en la que, según un dicho local, los perros persiguen caminando a los gatos.

Una de sus aldeas, Tuapa, ya se declaró libre de humo. Allí no se vende tabaco y los pobladores se abstienen de fumar en público y durante ceremonias.

Postura directa y simple

El doctor Finau indicó que el Ejecutivo tendría que considerar si una prohibición violaría los derechos de los fumadores. «Ha habido reacciones divididas -aseveró-. Es uno de esos temas políticos difíciles, porque existen intereses comerciales en contra, y el Gobierno tiene que evaluarlo en relación con los impuestos. Un país libre de tabaco es una postura directa y simple, pero implica algunos aspectos complejos».

No se ha fijado fecha para una votación, y el plazo podría extenderse hasta dos años.

Hasta la fecha, la legislación más restrictiva en materia de tabaco es la del reino de Bután, en el Himalaya, donde desde diciembre de 2004 está prohibido vender cigarrillos y fumar en público, lo que ha generado un lucrativo mercado negro. Ahora Niue se propone dar un paso más y prohibir el tabaco también en el ámbito privado.

El Ejecutivo, encabezado desde hace menos de un mes por Toke Talagi, que también preside la federación niuana de rugby, ha destacado por sus iniciativas pioneras en la lucha contra el tabaquismo. Desde el año pasado, cuando Mitilaiagimene Young Vivian, era primer ministro, el Gobierno ofrece una sustancial compensación económica a todos los fumadores que logran dejar el hábito. Afirma que resulta menos costoso para el erario público pagar a cada fumador 1.500 dólares que seguir costeando sus facturas médicas.

«Libre asociado» a Nueva Zelanda

Niue, ubicado a 2.200 kilómetros al noreste de Auckland y a 500 de Tonga, su vecino más cercano, es un antiguo protectorado británico que Gran Bretaña cedió a Nueva Zelanda (Aotearoa) en recompensa por su contribución a la guerra de los boers, pero es independiente desde 1974, en «libre asociación» con Wellington.

Los habitantes de la isla, cuya extensión es de 260 kilómetros cuadrados aproximadamente , la consideran un paraíso del Pacífico sur. Las playas son edénicas, no existe el crimen, y entre los abundantes mariscos figuran cangrejos tan grandes que las personas los llevan con correas. Los nativos se arrullan con el sonido de las guitarras mientras observan la puesta de sol.

El problema de Niue es que, a pesar de todo eso, la gente abandona la isla. La población está en pronunciado descenso, y algunos creen que ha caído por debajo de un nivel sostenible.

Cuando se le concedió la independencia, sus habitantes recibieron la ciudadanía neozelandesa y la oportunidad de emigrar, oferta que hoy día amenaza la supervivencia del país. Hay 20.000 oriundos de Niue en Nueva Zelanda, y los que quedan atrás se preguntan si la isla debería volver a unirse a su antiguo dominador colonial.

Sucesivos gobiernos han fracasado en su intento de atraer a los expatriados de vuelta a casa. El aislamiento de la isla y la falta de recursos generan una economía frágil, que depende de la ayuda neozelandesa y de las remesas de los emigrantes. Su principal exportación es una raíz vegetal llamada taro. La capital, Alofi, tiene dos tiendas y en toda la isla hay únicamente 90 habitaciones de hotel, por lo que a menudo hay más ballenas que visitantes.

Si Niue se declara libre de humo, podría perder otros 250 residentes. En Nueva Zelanda las leyes antitabaco no son tan draconianas. Cada año, decenas de adictos procedentes de Nueva Zelanda llegan a la isla para abandonar de manera definitiva el consumo de tabaco.