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Josebe EGIA

Crisis, ¿quién dice crisis?

Acuatro días de vacaciones me hubiera gustado despedirme de este txoko con un tema más optimista, pero la realidad manda. La crisis económica es un hecho que nuestros bolsillos vienen constatando día a día, a pesar de su negación por el gobierno de turno.

Es indignante el poco respeto que estos «políticos» tienen a la ciudadanía. Nos mienten de modo descarado en algo tan básico como es la coyuntura económica, esa que nos afecta directamente. Hace dos meses, según Solbes -el factótum económico del Gobierno español- era «enormemente exagerado» hablar de crisis. Hace un mes para Zapatero era «opinable» si la había o no. Sin embargo -a la fuerza ahorcan- esta semana pasada Solbes se ha hartado de hablar de la susodicha, pintando además un panorama que apunta a un profundo y duradero deterioro de la economía. Declara que la fase peor de esta crisis se vivirá durante el segundo semestre de este año y el primero de 2009. El diagnóstico es claro: la crisis se está reflejando en un significativo aumento del desempleo, un incremento de las dificultades de acceso al crédito, unos tipos de interés más elevados, una importante desaceleración del consumo, un contexto elevado de endeudamiento de empresas y familias... lo que genera empobrecimiento.

El efecto del frenazo económico será devastador para el empleo, como ya muestran las cifras de la EPA, en las que la tasa de paro en el Estado español ha subido al 10,4%. Según esta encuesta, la CAPV es una isla en un escenario de crisis generalizada con una tasa de paro del 5,57%. Pero ¡ojo con los datos! No hay más que mirar el estupendo reportaje de Juanjo Basterra publicado en GARA el sábado para rebajar el optimismo, ya que sólo uno de cada diez nuevos contratos de trabajo es fijo. O sea, que la precariedad sigue estando, también aquí, a la orden del día.

De todos modos en esta crisis se esta produciendo -de momento- una situación curiosa. Actualmente, en el Estado español son las mujeres las que sostienen la creación de empleo, pues entre los hombres éste ha caído. El número de parados prácticamente se ha equiparado al de paradas y las personas ocupadas de uno y otro sexo se aproximan cada vez más. Este elemento diferencia la coyuntura actual de otras adversas, ya que el empleo de las mujeres es el primero que suele caer en los malos momentos. Tampoco podemos pensar que se está reduciendo la brecha de género en el empleo, aunque sea por razón de una mala coyuntura. Sin pararnos ahora a denunciar la peor calidad y precariedad del empleo de las mujeres, los datos probablemente se derivan del hecho de que la construcción sea la actividad más azotada por la crisis y que entre abril y junio el sector servicios -mayoritariamente ocupado por mujeres- haya salvado a la economía de perder ocupación respecto al trimestre anterior. Habrá que ver que pasa después del verano.

Total que, conscientes de la crisis pero... a disfrutar de las vacatas. Ondo ibili!

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