VELA Fallece el «navegante solitario vasco por excelencia»
José Luis Ugarte embarca en la última de sus aventuras, la de la vida
La última ola de su existencia le llegó a José Luis Ugarte cuando contaba 79 años, después de haber sido uno de los marinos y aventureros que mayor experiencia acumuló en diversas regatas en solitario alrededor del mundo
GARA | BILBO
El experto en regatas oceánicas en solitario y navegante vasco José Luis Ugarte falleció ayer a la edad de 79 años. El hecho lo hizo público el Club Marítimo del Abra en Getxo, entidad y localidad ambas a las que el marinero ha estado muy unido durante toda su vida.
De hecho, una escuela de vela de dicho club lleva el nombre de este marino mercante, nacido en Areeta el 6 de noviembre de 1928, en honor al denominado «navegante solitario vasco por excelencia». Desde muy pequeño, navegó a vela, primero en la clase Dinghy, más tarde, en la clase Snipe, y finalmente lo hizo como Txo en los Star y seis metros.
Tras una estancia en Inglaterra por motivos profesionales -trabajó allí como proveedor de efectos navales entre 1960 y 1969-, Ugarte fijó su residencia con carácter definitivo en Sopela. Fue a partir de 1979 cuando comenzó a participar en casi todas las regatas oceánicas en solitario, lo que le convirtió a la postre en uno de los tripulantes con mayor experiencia internacional en alta competición.
Su progresión deportiva fue in crescendo desde entonces. Para empezar, ese mismo año tomó la salida en la AZAB, de Falmoult a Azores y vuelta, recorriendo 2.400 millas en dos etapas. Ganó la segunda de ellas y acabó segundo en la clasificación general. Fue la antesala del título que conseguiría años más tarde en esta prueba, concretamente en 1987.
Lo ilimitado de su espíritu aventurero le llevó a participar por primera vez en 1980 en la OSTAR, de Plymouth a Newport (EEUU), surcando el Atlántico Norte. En la travesía se rompió el stay de proa cuando iba segundo en su clase, por lo que se vio obligado a desviarse para repararlo. Finalmente terminó la competición después de navegar mil millas más de las 3.000 inicialmente previstas. Debieron pasar cuatro ediciones para que consiguiera auparse al tercer puesto, posición que repitió en 1988 cuando la OSTAR pasó a denominarse CARLSTAR.
Con la vela hecha jirones
El 15 de setiembre de 1990 consiguió uno de sus mayores sueños. Tomar parte en la regata más importante alrededor del mundo por etapas para navegantes solitarios, la BOC Challenge, que se organiza cada cuatro años debido a su dificultad y elevados costes. A bordo de un velero monocasco de 18,28 metros de eslora, acabó en novena posición tras invertir 140 días, 16 horas, 31 minutos y 11 segundos en recorrer las 27.000 millas -50.000 kilómetros- de la ruta Newsport-Ciudad del Cabo-Sidney-Punta del Este-Newport.
No contento con esta hazaña, Ugarte culminó la vuelta al mundo sin escalas para navegantes solitarios, la Vendée Globe, la más dura de las competiciones náuticas, el 6 de abril de 1993, tras alcanzar el puerto de Les Sables d`Olonne con la vela mayor de su barco hecha jirones. Acabó en sexto lugar, al completar las casi 128.000 millas en 135 días, 6 horas y cuatro minutos.
Los numerosos problemas a los que tuvo que hacer frente, en forma de averías y temporales -contabilizó un total de 18 con vientos de más de 50 nudos-, le llevaron a prometer a su mujer, la inglesa Edith Loftus, con quien tenía tres hijas, que aquella sería la última aventura navegante en solitario de su vida. Y lo cumplió hasta el último de sus días.
José Luis Ugarte sufrió el choque de una ballena contra su velero, expuesto desde hace años en Sukarrieta, durante la vuelta al mundo que protagonizó en 1993, lo que le provocó importantes desperfectos.
El marino getxotarra, que recibió la Medalla al Mérito Deportivo en 1996, también era un gran amante del esquí y la montaña. Además, disfrutaba transmitiendo sus conocimientos navegantes a los más txikis como monitor.