Fallece Youssef Chahine, el más famoso de los cineastas egipcios
GARA | EL CAIRO
El director de cine egipcio Yusef Chahin, uno de los más populares en el mundo árabe, falleció ayer en El Cairo a los 82 años como consecuencia de un empeoramiento de la hemorragia cerebral que sufrió hace más de un mes. Según explicaron fuentes hospitalarias, Chahin, nacido en la ciudad mediterránea de Alejandría, falleció durante la noche en el hospital de las Fuerzas Armadas de Maadi, sur de El Cairo, después de pasar sus últimas semanas en coma profundo.
Según indicaron sus familiares, será enterrado hoy en una iglesia católica, religión que profesaba, en Alejandría. Chahine había sido hospitalizado en el Estado francés a consecuencia de una hemorragia cerebral que sufrió en Egipto y que le había sumergido en coma a mediados de junio. Aunque sus relaciones con el régimen hubieran sido, según propia confesión del cineasta, «muy malas», el presidente Hosni Moubarak anunció que el Estado egipcio se haría cargo de los gastos de hospitalización.
Quienes trabajaron a sus órdenes lo describieron como «uno de los cineastas más importantes del mundo, no sólo del mundo árabe», como el famoso actor egipcio Nour el-Chérif. El realizador, guionista y productor, nacido en 1926, recibió en 1997 el premio del Festival de Cannes al conjunto de su carrera. Entre sus películas más conocidas figuran «El Destino» (1987) , así como «La Tierra» (1969) y «Iskandiriya», que ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín en 1978. Fue él quien descubrió, al principio de los años cincuenta, a Omar Sharif, otro monstruo sagrado del cine egipcio y único actor árabe de proyección internacional. Educado en francés y en inglés, Youssef Chahine viajó a los 21 años a Pasadena, en California, a estudiar cine. Mientras que el islamismo se extendía, se sublevó contra este fenómeno, él que conoció en su infancia un Egipto tolerante y multiétnico, donde los cristianos, como él mismo, y también los judíos vivían en armonía.
Crítico con el régimen egipcio, su último largometraje -«El caos»- codirigido con Khaled Youssef en 2007, y con el que denunció la extensión de la corrupción y de la tortura en Egipto, no obtuvo, sin embargo, el éxito que esperaba en el mercado exterior. El trabajo que más le acercó a las pantallas internacionales fue «11-09-01», en el que colaboró con otros nueve directores de fama internacional para ofrecer una visión crítica y alejada de la oficial de los atentados del 11-S en Nueva York.