Maite SOROA | msoroa@gara.net
Le marcan el paso a Mariano Rajoy
Dice Erkoreka que le dijo ZP que en el acuerdo alcanzado con Rajoy «no hay ningún pronunciamiento explícito que rechace un fin dialogado de la violencia» y a los de la derechona-derechona se les han puesto los pelos como escarpias.
Ayer en «Libertad Digital» el editorialista bramaba contra Rajoy y advertía que «si no fuera por la ceguera voluntaria a la que conduce el deseo de caer `simpáticos' a los nacionalistas y el no querer ser calificados de `crispadores' por los socialistas, todos deberíamos tener claro que Erkoreka, más que `desvelar', lo que ha hecho es confirmar una disposición al diálogo con ETA de la que Zapatero jamás se ha retractado, y a la que sigue apuntando, no sólo la cierta y efectiva ausencia de pronunciamiento en su contra tras el `acuerdo' con Rajoy, sino también la persistente y reiterada negativa del Gobierno a derogar una resolución parlamentaria que, desde antes de la última tregua de ETA, aboga por ese eufemismo del `final dialogado' con el que durante tantas décadas se ha encubierto la oferta de impunidad». A partir de ahí repite los argumentos del precio político, la venta de Nafarroa, la infamia de la negociación... para emplazar a Rajoy a que vuelva al redil: «Si Rajoy nos quiere convencer de que la política que ha acordado con Zapatero no radica en pasar página al espíritu y la letra del Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo -tal y como apunta la propia disposición de los secesionistas del PNV a sumarse al acuerdo-, lo que debe hacer el líder de la oposición es salir al paso de las declaraciones de Erkoreka y exigir a Zapatero que se desmarque tanto del final dialogado de la violencia como de la ceguera de no ver la naturaleza y complicidades nacionalistas del terrorismo de ETA». Ya ven que le marcan de cerca.
Y como les va la marcha, el editorialista y sus apuntadores concluyen con una soflama: «Es más necesario que nunca dejar claro que no hay mejor forma de desarmar a los etarras que haciéndolos ingresar en prisión sin cuestionar la certeza de las penas a lo que hagan o dejen de hacer los criminales que permanecen prófugos de la justicia. Los precios penitenciarios son también precios políticos». ¿A dónde vamos con esta gente?