La franquicia de «La momia» vuelve a resucitar con una tercera entrega, aunque, si contamos el spin-off titulado «El rey escorpión», sería en realidad la cuarta película que sale de la misma matriz. Y habrá más, porque a la Universal estas producciones le son rentables. No le suponen ningún derroche de ingenio, pues el aventurero encarnado por Brendan Fraser surge a la sombra del éxito de Indiana Jones, y tampoco el público palomitero exige demasiado a los guionistas. Esto es así seguramente debido a que pocos se acuerdan del clásico de Karl Freund protagonizado por Boris Karloff, ni siquiera en el propio estudio que fuera la casa por excelencia del cine fantástico en los años 30.

Hay cosas que no se compran

A pesar del presupuesto millonario que maneja «La momia: la tumba del emperador dragón», no ha bastado para comprar la continuidad de Rachel Weisz, que prefiere preservar el prestigio alcanzado con su actuación en «El jardinero fiel». En su lugar han fichado a Maria Bello, que juega con la ventaja de que han pasado siete años desde la entrega anterior y estas películas son de las que se olvidan al salir del cine, así que poco importa que no se parezca casi en absoluto a la anterior esposa del héroe de la saga. El nuevo villano de la función es Jet Li, con lo que la película resultante es más de artes marciales que de cualquier otra cosa. Es un guerrero momificado de la antigua China, y no de Egipto, como venía siendo hasta ahora.