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CRÓNICA | Coronación en Tonga

Despilfarro monárquico en uno de los países más pobres

Tras la conversión en República de Nepal, Tonga ha pasado a ocupar el dudoso honor de ser una de las pocas monarquías absolutas que quedan en el mundo. Su rey, George Tupou V, fue coronado ayer en su palacio de Nuku'alofa. Ha esperado dos años para celebrar la ceremonia ante el temor de que los fastos desembocaran en una revuelta popular.

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Martxelo DÍAZ

Mientras los poco más de 100.000 habitantes de Tonga, un archipiélago que fue protectorado británico hasta 1970, practican una economía de subsistencia basada en el trueque, el rey, George Tupou V, vive en la abundancia y en el despilfarro. Su palacio de Nuku'alofa, la capital tongana, no tiene nada que ver con las casas de sus súbditos. Se alza sobre una colina que domina la ciudad y sus elementos más destacados son los suelos de mármol y las columnas de piedra.

Mientras la mayoría de los tonganos esperan como agua de mayo la llegada de las remesas de quienes han emigrado a Nueva Zelanda, Australia o EEUU, el rey no puede disimular su impaciencia mientras aguarda que le envíen otro taxi idéntico a los de Londres.

Es otro de sus juguetes, como las barcos de motor que hace navegar en su ostentosa piscina olímpica. También es muy aficionado a realizar grandes barbacoas en Palacio para agasajar a sus invitados.

En cambio, no le gusta nada el deporte nacional, el rugby, lo que no ha contribuido a que el pueblo le vea como un mandatario cercano.

George Tupou V accedió al cargo de rey en 2006, cuando murió su padre, Taufa'ahau Tupou IV, un monarca de peso en Tonga, ya que llegó a superar con creces los 200 kilos.

Sin embargo, pese a que el rey ansiaba celebrar una ceremonia de coronación con todo el boato que la ocasión lo merecía, ha tenido que esperar dos años para poder hacerlo.

Y es que la situación económica de Tonga es desastrosa, más allá de crisis coyunturales, y George Tupou V temía una rebelión que lo derrocase. De hecho, desde que fue nombrado rey en 2006 se han sucedido en Nuku'alofa manifestaciones reclamando «democracia» y el abandono del feudalismo en el que actualmente vive este archipiélago. El rey, con la ayuda de los nobles, nombra a los miembros del Gobierno y del Parlamento. Aunque, quizá para que no se repita lo sucedido en Nepal, ha anunciado que introducirá reformas para 2010. Entonces, la mayoría de los escaños -no todos- serán elegidos por la ciudadanía.

Al final, George Tupou V ha podido tener su fiesta. El primer ministro, Fred Sevel, hizo frente a las críticas por el despilfarro que suponían los fastos con un argumento de peso: «la gran mayoría de los tonganos no pedirá explicaciones por ello».

Según las autoridades, se han empleado 5,7 millones de pa'angas o dólares tonganos (1,7 millones de euros), informó la BBC.

Pese a que Tonga se independizó de Gran Bretaña en 1970, sigue siendo miembro de la Commonwealth y la influencia inglesa está muy presente. Por ello, la ceremonia de coronación -la anterior se celebró en 1967- recuerda, salvando las distancias a la de Isabel II. Aunque se llegue al ridículo al ver a un monarca polinesio cubierto con un manto de armiño, como si fuese un rey europeo del siglo XVIII.

Para rematar el esperpento, el arzobispo de Polinesia, Jabez Bryce, «ungió, bendijo y consagró» al rey. Todo ello ante invitados como el príncipe heredero japonés, Naruhito; la prin- cesa tailandesa Maha Chakri Sirindhorn y los duques de Gloucester (británicos, evidentemente).

Las crónicas no dicen si el rey repartió entre su pueblo los cientos de cochinillos que asó en la barbacoa.

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