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Un Sarasate diferente

Montserrat AUZMENDI

La jornada de arranque de la Quincena Musical, entre más de una decena de eventos que se repartieron por todo Donostia, contó con una cita muy especial en el teatro Victoria Eugenia, cuyos protagonistas fueron Sarasate (de quien se conmemora este año el centenario de su fallecimiento), el violín y la danza. Realmente, mejor homenaje no ha podido tener el compositor y violinista pamplonés que el llevado a cabo por Ara Malikian y el coreógrafo legazpiarra Juan Kruz Díaz de Garaio, que unieron sus visiones de esta música para ofrecer un espectáculo más que logrado.

La música de Sarasate ya es un reclamo para el público, por su riqueza melódica, su raíz popular en muchos casos y por el gran virtuosismo que exige del intérprete. En este caso, Malikian ofreció a raudales expresividad, extroversión y facilidad para realizar todo tipo de acrobacias violinísticas. Ello, unido a su gestualidad algo exagerada y su look moderno y alejado de los cánones del músico clásico, lo hacen un artista atractivo incluso para un público joven. Su única pega es que su punto de histrionismo puede llegar a cansar a lo largo de un concierto. Malikian fue el protagonista, junto con su Ensemble -formado por dos violines, una viola, un chelo, un contrabajo y una guitarra- de la primera parte del concierto, en la que interpretaron de forma arrebatada la «Introducción y Tarantela», así como la «Jota navarra» de Sarasate y otras dos obras compuestas para el propio autor navarro por contemporáneos suyos, el «Tango», de Enrique Arbós, y el famosísimo «Introducción y rondó caprichoso», de Saint-Saëns (en la que mostraron alguna pequeña descoordinación en el pizzicato). En la segunda parte, volvimos a disfrutar de las impecables interpretaciones del conjunto de cuerda, pero Malikian se situó en un segundo plano para otorgar todo el protagonismo a las cuidadas y originales coreografías de Díaz de Garaio, que otorgaron originalidad a la velada. Los «Aires bohemios» fueron subrayados con la danza de Luc Dunberry y el propio coreógrafo, llena de plasticidad, y perfectamente acoplada a la música, tal como sucedió con el «Capricho vasco», pieza en la que el legazpiarra tomó todo el protagonismo. Mezcló pasos contemporáneos con algunos guiños al aurresku, e hizo alarde de su punto fuerte, el movimiento de brazos.

Con la «Fantasía sobre Carmen», los dos bailarines, junto con Claudia da Serpa Soares, hicieron una versión coreográfica espléndida del drama de Carmen, minimalista pero elegante y expresiva.

Ficha

Título: «Capricho Sarasate».

Intérpretes: Ara Malikian Ensemble, Juan Kruz Díaz de Garaio (bailarín y coreógrafo) y los bailarines Luc Dunberry y Claudia da Serpa Soares.

Obras de: Sarasate, Arbós y Saint-Saëns.

Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia).

4-8-2008.

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