Javier Rodríguez Hidalgo Anormal y miembro de la Asamblea contra el TAV de Euskal Herria
Lamentaciones de un anormal
El secretario general del PP vasco, Antonio Basagoiti, hace unos días llamó a la sociedad vasca a manifestarse contra los «anormales» que nos oponemos al Tren de Alta Velocidad que quieren construir entre el Gobierno de Gasteiz y el Ministerio de Fomento. Si la «anormalidad» es luchar contra una gran infraestructura que va a causar unos daños ecológicos y sociales irreversibles, hay que intentar entender qué es entonces la «normalidad». Es de suponer que lo normal es militar a favor de las canteras, de las autopistas, del hormigón, de las comisiones ilegales que financian a los partidos políticos, de la destrucción del suelo, del despilfarro ecológico y del sometimiento de los pueblos a las grandes urbes.
«Normal» es que, en plena crisis motivada ante todo por el declive de los combustibles fósiles, la supuesta solución al problema que proponen los estados sea una huida hacia adelante por el camino de las desertización, del saqueo de recursos y de la devastación. Por el contrario, «anormales» son quienes han manifestado su rechazo a este proyecto, en este país o fuera de él: los habitantes del valle de Abdalajís (Málaga), a los que el AVE ha dejado sin agua, o los integrantes de plataformas anti-TAV de Galicia, País Valenciano o Catalunya.
Así las cosas, nos alegramos de ser «anormales». «Normal» es un programa de mi lavadora.