Se despide hoy en Agoitz
Patxi Eugi: se va el último correcaminos de la cancha
Con él se acaba un tipo de pelotari que será difícil volver a ver si el material continúa por los actuales derroteros. Eléctrico en los cuadros delanteros, veloz a la hora de devolver a bote y competitivo al máximo, Patxi Eugi se despide por la puerta grande con sus seis grandes títulos.
Natxo MATXIN
Muy lejos queda aquel 5 de julio de 1991 en el que el agoizko consiguió el sueño «que perseguía desde crío», estar entre los mejores de la pelota profesional. Lo mejor faltaba por llegar, un periodo dorado entre 1996 y 2001 en el que prácticamente lo ganó todo, excepto la espinita clavada de no haber conquistado una txapela en el Parejas, aunque estuvo a punto de conseguirla en la edición de 1996-97.
Su estreno en los frontones coincidió con un salto cualitativo, y especialmente mediático, de este deporte. La irrupción de la televisión propició mayores audiencias y que se ampliara el número de aficionados, ávidos por presenciar duelos a muerte sobre la cancha. Y encontraron a los actores perfectos. «Ya estando en aficionados, se hablaba mucho más de Rubén (Beloki) y de mí, que de los profesionales, veníamos con mucho juego y la rivalidad entre nuestras localidades, Agoitz y Burlata, era muy fuerte», recuerda.
Una competencia a la que se le supo sacar mucho provecho y que iba más allá del frontón. «Debo reconocer que ahora nos llevamos mejor que entonces, por aquel entonces sentía que era mi contrario y no me gustaba tener mucha confianza con él y pienso que tampoco a Rubén le gustaría. Fue algo bueno para nosotros y para la pelota en general, sustituimos al duelo anterior entre Retegi y Galartza, fue un cambio a mejor durante los siguientes siete años», rememora con nostalgia.
No todo el mundo entendió esa evolución de la pelota profesional, con nuevas figuras dedicadas en cuerpo y alma a su preparación física y técnica. «A veces chocabas con algunos compañeros de profesión porque tenían intereses totalmente distintos, no es que me llevara mal, pero notabas distanciamiento por la manera en la que llegué al profesionalismo. Al final, todos nos dimos cuenta de que había que ir por el mismo camino y la pelota tiró hacia arriba», relata.
Y comenzaron a llegar los títulos, con especial recuerdo hacia la primera txapela del Manomanista. «Es el estreno, lo más grande, la preparas con mucha ilusión, pero nunca piensas que puedes conseguirla. Ahora cuando ves que no vas a jugar más, le das un valor terrible, te hace mucha ilusión saber que has subido a lo más alto», explica.
Pero Eugi también ha vivido la cara mala de la pelota, la de las lesiones. No hay articulación en su cuerpo que no haya sufrido algún percance, aunque siempre se lo ha tomado con filosofía: «He tenido bastantes, pero siempre me he recuperado bien por mi forma de ser, olvidarlo cuanto antes y volver a trabajar. Además, esos momentos también me han servido para formarme un poco más como persona», admite.
Esas dolencias y el no saber gestionar los partidos cuando el marcador era adverso, a juicio de sus detractores, quizás le hayan restado más galardones. Sin embargo, él no piensa de la misma forma. «He protagonizado bastantes remontadas, lo que pasa es que cuando pierdes siempre te echan en cara cosas como que te pones nervioso, que te comes la cabeza...», responde.
Lo que sí es cierto es que con su marcha se extingue un modelo de jugador complicado de volver a ver. «Con las actuales pelotas, tan vivas, no da tiempo a andar la cancha, ya se vio en la última final manomanista. A mí particularmente no me gusta esa forma de jugar, pero también reconozco que es la única efectiva con el actual material», describe.
Su futuro lo tiene aparcado, «aunque hay algunas propuestas», de momento ninguna relacionada con la pelota. Al menos, le gustaría que la semilla que ha sembrado diera algún fruto, quién sabe si en Agoitz y en la persona de su hijo, Iñaki. «Está jugando y tiene afición, pero preferiría que en lugar de uno bueno, hubiera muchos chavales normales, habría más afición en el pueblo».
Nombre: Patxi Eugi Cabodevilla.
Fecha nacimiento: 3 de noviembre de 1971.
Altura: 1,83 metros.
Peso: 84 kilos.
Su localidad: Agoitz (Nafarroa).
Su familia: Casado con Leire Ardanaz, tiene dos hijos: Iñaki, de 8 años, y Ane, de 6.
Empresa: Aspe.
PALMARÉS COMO AFICIONADO:
En 1990 obtiene el título de Campeón del Mundo de Pelota en el campeonato celebrado en Cuba.
PALMARÉS COMO PROFESIONAL:
Debuta en el Labrit el 5 de julio de 1991. En su haber, tres campeonatos absolutos del manomanista (1996, 1999 y 2000) y otros tantos del Cuatro y Medio (1992, 1994 y 2000).
Subcampeón en el Manomanista de las ediciones de 1998 y 2001, en ambas perdió contra Rubén Beloki.
Subcampeón en cuatro ocasiones en el Cuatro y Medio: 1991, 1998, 1999 y 2001.
Subcampeón en el Campeonato de Parejas de la edición de 1996-97 junto con Zezeaga. Perdió la final ante Retegi II y Lasa III.
Como no podía ser de otra manera, el cartel para la despedida de uno de los mejores pelotaris de los últimos tiempos debía estar acorde a su calidad. El agoizko estará secundado en su adiós por el actual subcampeón del Manomanista, Abel Barriola, y tendrán enfrente a Martínez de Irujo y Nalda III.
Conociendo el carácter más que competitivo de ambos delanteros, una vez que la chapa designe quién será el encargado de realizar el saque inicial, cualquier sentimentalismo pasará a un segundo plano. Interpelado el propio Eugi sobre si el de Ibero quizás podría jugar a un menor ritmo para que acabara su carrera con una victoria ante su parroquia, el homenajeado comentó con una sonrisa, aunque tajante: «Que no me entere que se deja».
Ha sido precisamente ese talante guerrero y combativo, muchas veces impulsivo, el que «me ha venido muy bien para afrontar los partidos supermotivado. Para estar ahí arriba hay que tener un poco de rasmia y mala leche, sobre todo de cara a hacer las cosas bien pensando en un objetivo e ir a por él».
A buen seguro que dará lo último de sí mismo en un evento en el que «ni me lo he planteado cómo lo voy a afrontar, aunque sí tenía claro que para mí era importante despedirme en el pueblo. Creo que la gente va a responder y espero que salga un partido bonito con un gran ambiente».
El festival pelotazale dará comienzo a partir de las 17.00 con un duelo previo al estelar en el que se medirán Apezetxea-Arruti contra Ongay-Arizmendi. Las celebraciones con motivo de la despedida de Eugi del campo profesional finalizarán con una cena homenaje en el restaurante Errota a las 22.30.
Una frase para recordarle en el mundo de la pelota.
Un trabajador con mucha ambición.
El mejor y el peor momento de su carrera.
El mejor, el debut; y el peor, un partido contra Tolosa en Bergara.
Un frontón.
Dos. El Labrit y el Astelena.
Ahora que será espectador, ¿con puro?
Seguro que no.
Otro deporte que no sea la pelota.
El ciclismo.
Se ha comprado una bicicleta nueva, ¿tienen que echarse a temblar Sastre y Contador?
(Sonríe). Siempre he andado en bici, tengo incluso trofeos. A partir de ahora saldré con la cuadrilla del pueblo.
Un deportista como modelo.
Hinault.
Un lugar pendiente por visitar.
Egipto.
Una comida.
Spaguettis y un buen pescado.