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Tras despedir a Celedón, Gasteiz recobra su ritmo y hace balance

Muchos y muchas gasteiztarras se despertarán hoy apenados tras asistir en la pasada madrugada al vuelo de Celedón a la torre de San Miguel. Se han acabado las fiestas de La Blanca y la sensación general es que la afluencia ha sido menor que en ediciones anteriores. Las autoridades municipales harán mañana balance de lo que han dado de sí estos seis días.

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Iker BIZKARGUENAGA |

Teniendo en cuenta que cuando este periódico vea la luz aún habrá muchos y muchas gasteiztarras apurando los últimos momentos de parranda, quizá sea prematuro decir que las fiestas de La Blanca 2008 forman parte del recuerdo, pero lo cierto es que Celedón se ha despedido esta pasada madrugada. Es, por tanto, hora de degustar los recuerdos de seis días y hacer balance de lo que han deparado estas jornadas.

Y lo cierto es que, si bien será mañana cuando el equipo de gobierno municipal ofrezca datos concretos al respecto, la sensación general y lo que se comenta en la calle es que este año el bajón ha sido evidente respecto a ediciones anteriores.

Bien es cierto que el txupinazo y la bajada de Celedón fueron multitudinarios, y que el día grande, martes, también hubo bastante gente, pero a partir del miércoles hubo momentos en los que no parecía que la capital alavesa estuviera en fiestas. Especialmente por la mañana, ya que a partir del mediodía y la tarde-noche volvía a verse ambiente festivo, aunque como se ha comentado, no tanto como en otros años.

Esto, en lo que al centro de la ciudad se refiere, porque más allá de la plaza de los Fueros, la calle Francia y la plaza Lovaina -dejando a un lado el recinto de txosnas y las barracas-, lo cierto es que fiestas, sólo en los carteles. El programa festivo apenas roza los barrios, y el ambiente se limita a un perímetro muy reducido. Y eso es algo que no ha sucedido sólo este año, sino que se trata de una constante en La Blanca a la que no se le ha dado respuesta.

Reflexión sobre el modelo

Se ha aludido, para explicar la menor afluencia de gente, a que el inicio de las fiestas ha caído en lunes, y también a la tan mentada «crisis». Algo de eso habrá, pero no lo explica todo y lo cierto es que el modelo festivo debería ser objeto de reflexión. Porque, más allá del esfuerzo de blusas y neskas, el programa oficial se limita a seguir un esquema: todos los días hay lo mismo, en el mismo sitio y a la misma hora.

No sólo eso, sino que hay citas que se repiten año tras año, y cuadrillas que todos los 6 de agosto (es un ejemplo) quedan a tal hora en tal sitio porque saben que siempre toca el mismo grupo verbenero. La oferta festiva de un año a otro prácticamente sólo varía en elementos como los grandes grupos que van a tocar en la plaza de los Fueros, y eso, para una ciudad de casi 250.000 habitantes, es un bagaje muy pobre.

Desde diversos sectores de la sociedad gasteiztarra se ha reclamado por activa y por pasiva la creación de una comisión de fiestas en la que participen todos los organismos que tienen algo que decir en esto, y puede que sea el momento en que las autoridades tomen nota.

Por otra parte, más allá de las palabras, el tratamiento que el euskara y la cultura de este país reciben en el programa oficial sigue sin ser el que los euskaldunes de Gasteiz merecen. Más aún tras quedar en evidencia, un año más en el Matxete, la buena acogida que tienen todas las actividades y espectáculos relacionados con la cultura vasca, que tienen un público fiel, pero que no se resigna.

menos gente

A falta de datos oficiales, la percepción general es que este año la afluencia de gente a las fiestas de La Blanca ha sido menor que en ediciones anteriores, especialmente a partir del miércoles.

barrios

En muchos de los barrios de Gasteiz no hay ambiente de fiesta, y el programa oficial, con suerte, apenas los roza, algo que se repite año tras año y a lo que no se ha dado solución.

Novedades en la oferta de las txosnas y el Gaztetxe sigue de celebración

Después de ser trasladados al recinto universitario, la Comisión de txosnas se esfuerza año tras año en mejorar su oferta a las miles de personas que pasan por allí. Esta edición, una gran novedad han sido los vasos de plástico reutilizables, que han sido muy bien acogidos.

También han sido exitosas las cenas que se han ofrecido en la carpa gigante, que han tenido una gran demanda, y ha sido objeto de atención el espectacular monolito del artista «Zirika», de cinco metros de altura y erigido en homenaje al movimiento popular.

El Gaztetxe, que al igual que Hala Bedi Irratia se encuentra de celebración este año, ha hecho también un importante esfuerzo y ha ofrecido buenos conciertos. La próxima cita, que volverá a reunir a miles de personas en Gasteiz, la han puesto el 11 de octubre. I.B.

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