La amnesia intencionada del PNV
Ramón SOLA
Ciertos dirigentes políticos parecen basar su discurso en falsear la realidad y cruzar los dedos para que la ciudadanía no escuche la radio, no vea la televisión y no lea los periódicos. Sólo así se puede entender que el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, reproche a la izquierda abertzale a estas alturas la supuesta ausencia de personas que «eleven su voz públicamente» y le solicite «una apuesta por la participación en la vida política».
Urkullu confía, al parecer, en que nadie escuchara que Pernando Barrena y Patxi Urrutia levantaron la voz públicamente para explicar Loiola y están en la cárcel por ello. O que nadie leyera que a la alcaldesa de Arrasate, Ino Galparsoro, la encarcelaron por participar en la vida política, más concretamente por dar una rueda de prensa y presentar una moción. O, en fín, que nadie se haya enterado de que su partido, el PNV, hizo recientemente un homenaje expreso a las gestoras de Ondarroa y Mendexa, dos grandes ejemplos de impulsar la participación política de la izquierda abertzale, a lo que se ve.
El asunto no daría para más si no fuera porque Urkullu no es el único, y sus declaraciones suenan a eslabón de una ofensiva dialéctica conjunta del (cua)tripartito. Por ejemplo, Aintzane Ezenarro, de Aralar, insiste estos días en que la izquierda abertzale debía haber estado ante el Tribunal Constitucional español «defendiendo el derecho a decidir». En este caso, la apelación a la desmemoria es triple: Exige olvidar que: a) a EHAK sólo se le espera en los tribunales españoles para ilegalizarla; b) que los independentistas ya se ofrecieron a Ibarretxe para acudir juntos a Madrid en enero de 2005 por el derecho a decidir e Ibarretxe les dijo que no, que al Congreso iría él solo; c) y que hace bien poco fue Urkullu quien resaltó hinchando el pecho que la izquierda abertzale estaba vetada para las iniciativas en torno a la consulta.
En este país hay pocas cosas más evidentes que la apuesta de la izquierda abertzale por la participación política. Tanta que decidió seguir yendo a las urnas -hasta en las europeas- tras vetársele y pese al riesgo político de apostar por un voto nulo. Tanta que ha dado ruedas de prensa o mítines en circunstancias que pueden calificarse de suicidas. Y tanta que persevera con su Propuesta de Marco Democrático, a la que el PNV dijo no hace casi dos años sin explicar aún por qué, o sea, sin levantar la voz ni hacer política.