Pakistán celebró su independencia sumido en una profunda crisis
La crisis política que el Gobierno intenta superar destituyendo al presidente Pervez Musharraf y los enfrentamientos del Ejército con insurgentes islamistas en la frontera con Afganistán marcaron la celebración del Día de la Independencia de Pakistán.
GARA |
Pakistán celebró ayer el 61 aniversario de su independencia con un escenario de atentados islamistas y de crisis política entre el presidente Pervez Musharraf, cada vez más debilitado, y el Gobierno que le quiere destituir.
En un discurso en directo en televisión el miércoles por la noche, que era su primera intervención pública desde que la coalición gubernamental anunció el 7 de agosto la puesta en marcha de un procedimiento de destitución en su contra, Musharraf lanzó un extraño llamamiento a «la reconciliación».
Nunca en la historia de Pakistán se ha destituido a un presidente.
«Debemos poner fin a nuestras diferencias y actuar a favor de un Pakistán fuerte», destacó Musharraf, que llegó al poder en 1999 gracias a un golpe de Estado y que fue reelegido el pasado octubre.
Tres asambleas provinciales, las de Punjab, Sindh y la Provincia de la Frontera del Noroeste, han aprobado mociones a favor de la destitución de Musharraf.
El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, también aprovechó las festividades del aniversario de la independencia para llamar a la reconciliación, aunque destacó que se llevaría a cabo sin Musharraf.
«El periodo de opresión ha terminado, para siempre. La dictadura es algo del pasado», destacó Gilani mientras izaba la bandera paquistaní, de color verde y blanco.
Pakistán e India nacieron tras la partición del Imperio británico de las Indias el 14 y el 15 de agosto de 1947. Mientras India ha mantenido, con matices, un sistema democrático, Pakistán ha pasado la mitad de este periodo bajo dictadura militares.
«Nuestra coalición democrática ha adoptado una política de reconciliación y debemos avanzar para que la nación progrese», señaló Gilani a los paquistaníes, que tienen que padecer una inflación récord, un paro endémico y cortes de electricidad.
Estas oscuras perspectivas no disuadieron a los paquistaníes de salir a las calles del centro de Islamabad a pie, en moto o en coche para asistir a los espectáculos de fuegos artificiales.
La fiesta se prolongó durante toda la noche, a pesar de que el Ejército se encuentra inmerso en cruentos combates con los islamistas cercana a Al Qaeda y a los talibán en la zona fronteriza con Afganistán.
Unos 135.000 habitantes de las zonas tribales de Pakistán han huido de sus hogares como consecuencia de los combates entre el Ejército e insurgentes islamistas al noroeste del país.