Raimundo Fitero
Vuelve
Se van recibiendo noticias sobre nuestro futuro televisivo inmediato. Se nos anuncian las grabaciones de nuevas series que algunas se quedarán en el intento, otras que teniendo unos antecedentes mediocres van renovando porque se han de decidir en los despachos asuntos por unos pequeños decimales y si van subiendo se convierten en futuribles con esperanzas. Las que han desaparecido del todo esas ya no cuentan. Algunas series llegan con novedades en sus repartos y Carlos Sobera está empecinado en recibir el premio al presentador más hortera de la televisión mundial. Se estará haciendo multimillonario, no lo dudo, pero ¿se soporta cuando se mira por la mañana en el espejo de su magnífico baño con yacuzzi de su chalet? La última incursión es de nuevo de traca, «díselo bailando», no tiene más sentido que ocupar espacio en una televisión pública en busca de un público populista que, insisto, existe, pero no en tal cantidad.
Como hoy nos declaramos insumisos olímpicos, y como estamos un poco hartos de ver los refritos veraniegos, las redifusiones y las alternativas a nuevas figuras de la televisión, debemos advertir de que la que se nos avecina es de una intensidad superior. Vuelve Ella. Vuelve María Teresa Campos. Vuelve a Tele 5. Vuelve para presentar el programa de tertulia política de primera hora de la mañana. ¿Cómo se ha quedado el cuerpo? No es una serpiente de verano, no es un rumor, es una opción meditada por los directivos de la cadena y es una nueva oportunidad que tiene esta figura televisiva para refundarse, reivindicarse, rehabilitarse, y todo aquello que quieran añadir.
Lo anterior, con una pizca de cinismo de baja intensidad, lo he escrito absolutamente en positivo porque de ser cierto, y lo considero posible, se trataría de una de las resurrecciones más impresionantes en la historia de la televisión comercial moderna. Sería, para entendernos, volver a sus orígenes, retomar su profesión con una visión mucho menos dicharachera, más comprometida, más seria. Y voy a mojarme: ella puede. Otra cosa es si los telespectadores están dispuestos a admitirla en una función diferente a la que le ayudó a alcanzar las mayores cotas de popularidad.