Sara Baras presenta en Donostia su visión flamenca de «Carmen»
La bailaora gaditana Sara Baras vuelve a Donostia un año después de su última visita a la ciudad para presentar «Carmen», su más reciente espectáculo, estrenado hace un año en Barcelona. Serán tres funciones hoy, mañana y el lunes, a las 20.00 en el Kursaal.Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
Aunque la «Carmen» más famosa es, sin duda, la de la ópera de Bizet, la novela de Mérimée ha dado pie a numerosas adaptaciones, entre ellas una decena de versiones cinematográficas de directores tan diversos como Ernst Lubisch, Otto Preminger, Vicente Aranda o Carlos Saura. La de Saura, estrenada en 1983 y que es el segundo volumen de una trilogía musical que se completa con «Bodas de sangre» y el «Amor brujo», ya hacía uso del baile flamenco como lenguaje para expresar lo desgarrador de la historia de la gitana sevillana.
Ahora, un cuarto de siglo más tarde, la gaditana Sara Baras, tras sus espectáculos en torno a «Juana la Loca» y «Mariana Pineda», ha vuelto a elegir a esa mujer legendaria, la pasional y canalla Carmen. Pero la de Baras, estrenada hace un año en el Liceu barcelonés, no es una «Carmen» al uso.
Para la bailaora, «Carmen» es ya un mito que convive desde hace décadas en el imaginario colectivo de la cultura española. La fuerza de su actitud de mujer se ha independizado del personaje creado por Mérimée y hoy existe en sí misma. Su manera apasionada de vivir ya no es extemporánea y su libertad para tomar decisiones y para vivir está plasmada en muchas mujeres que albergan, hoy en día, dentro de sí, algo de Carmen. Esa Carmen que Sara Baras ha creado también se ha hecho independiente de la historia original creada por Mérimée y de la influyente visión de Bizet en su versión lírica.
La «Carmen» de Baras es, según la bailaora, «una consecuencia de sí misma y, por tanto, se ha separado parcialmente de la música de uno y casi totalmente del hilo argumental del otro». Así que en esta «Carmen» no hay historia de ningún tipo, solo un espectáculo que es, en esencia, una tragedia hecha flamenco.
Diferentes ramas del flamenco
Musicalmente, «Carmen» prescinde de la partitura de Bizet -sólo se utiliza una suite sinfónica- y se articula en torno a las diferentes ramas del flamenco, entre ellas un baile por Alegrías, un palo que Baras no bailaba desde hace más de diez años.
La gaditana, además de dirigir e interpretar la obra, ha creado la coreografía y diseñado la iluminación, la escenografía y parte del vestuario en colaboración con la diseñadora Sybilla. Junto a ella actuarán dos de sus colaboradores habituales, los bailaores Luis Ortega, en el papel de Don José, y José Serrano, en el rol del Torero, además todo el cuerpo de baile de su propia compañía.
La Quincena Musical, además de la de esta noche, ha programado otras dos funciones, mañana y el lunes. Y es que el éxito del espectáculo ha sido notable desde que se estrenó hace un año en el Liceu de Barcelona.
No obstante, también ha cosechado sus críticas negativas, que han dicho que la de Baras es una Carmen fría y sin pasión, «una mujer contemporánea y cerebral que no se deja arrastrar por la ley del deseo». Pero todos ellos han reconocido la belleza de su peculiar estilo y la maestría de Baras como bailaora. La última vez que actuó en Donostia fue hace poco más de un año, con el espectáculo «Sabores». Aquella noche el público se mostró parco en aplausos durante buena parte de la velada, pero es lógico que a los donostiarras, acostumbrados al efectismo fácil y a la experimentación un tanto insensata de Rafael Amargo -el bailaor que más veces y con más regularidad nos visita-, les costase entrar en el mundo flamenco un tanto sobrio y hasta estático que suele proponer Baras.
Sus coreografías, sobre todo en los solos, suelen estar repletas de movimientos lentísimos del torso y de los brazos, de posturas y gestos estirados hasta el límite, de pausas casi inertes seguidas de explosiones de fuerza concentradas sobre un solo punto del tablao. Su coreografía es también una exaltación del ritmo puro, del sonido, convirtiendo al bailaor, mediante el taconeo, en la parte principal del discurso musical.
Los números a solo, que suelen necesitar de unos largos diez minutos para desplegar toda su progresión emocional, están construidos a base de movimientos sutiles en su mayoría, que sólo en momentos clave devienen en explosiones de virtuosismo, cobrando de esta manera una fuerza excepcional. En contraste, los números de conjunto suelen presentar coreografías sencillas y elegantes, pero estéticamente impecables y, a menudo, de una intensa aura ritual. Suele tratarse de apuestas inteligentísimas, aunque arriesgadas, que sólo llegan a buen puerto gracias a la gran calidad de los grandes bailarines de su compañía.
Las coreografías de Baras, sobre todo en los solos, suelen estar repletas de movimientos lentísimos del torso y de los brazos. El flamenco de la gaditana es un tanto sobrio y hasta estático.